Cada miércoles un cuento en El Estafador

lunes, 2 de marzo de 2009

Catorce años después (vuelvo a verme la cara)




Al igual que Son Goku alcanzó el nivel de Supersaiyano luchando en el planeta Namek contra el tirano Freezar , yo, luchando en mi cuarto de baño contra la fuerza de la inercia (una de las más poderosas), me transformé definitivamente en mod: me he afeitado.

Han sido catorce años con barba. Me la dejé por muchas razones. Ocultaba mi cara infantil y conseguía parecer algo más mayor. Me parecía a mi padre, Julio Cortázar y el Ché Guevara (estos dos últimos con una barba rala como la mía). Daba una imagen de progre de izquierdas. Y alguna que otra razón más bien oculta y que en su debido momento será cuestión de psicoanálisis. Pero hasta aquí hemos llegado. Si quería ser mod debía poner punto y final a esta contradicción y afeitarme de una vez.

Muchas cosas han cambiado en el mundo del afeitado en todo este tiempo. Recuerdo que el no va más eran las maquinillas de doble hoja. Ahora las hay hasta con cinco. Pasé un buen rato delante del expositor de afeitadoras del Mercadona sin decidirme por cuál comprar. Al final me decidí por unas desechables de cuatro hojas con aloe vera y no sé qué más. También me compré un after shave Deliplus para pieles delicadas. Es que los Montalbanes tenemos un cutis muy terso a la par que muy sensible, herencia de mi abuela (que según las malas lenguas hizo un pacto con el mismísimo diablo para que no le saliera una sola arruga en toda la vida).

Congregué a toda mi familia en el baño para que asistieran al gran momento. Lo hice más que nada para que los dos pequeños vieran lo que hacía y no me repudiaran al verme cambiado de golpe. Hostias, qué miedo, dijo Juan. No sé si voy a poder volver a mirarte, dijo Mercedes. Vivo rodeada de gente exagerada, suspiré. Menos mal que Darío se mostró calmado y se limitó a decir: Papá no está.

El fin de semana nos fuimos a Albacete y yo me preparé para las risas y bromas de mi suegra. Pero al llegar, ella no dijo nada y Mercedes tuvo que preguntarle si no me me notaba nada. Ella respondió que no y cuando su hija le contó que me había afeitado preguntó si es que yo llevaba barba. Vaya, para eso no estaba preparado. Es cierto que no la tenía muy tupida pero de ahí a que fuera invisible hay mucha diferencia.

Catorne años después vuelvo a verme la cara entera. Y lo mejor de todo es que me gusta.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

si, si, ahora te gusta mucho verte afeitado, pero ya verás cuando te toque repetir, cuando apures las cuchillas ya demasiado gastadas y te cortes, pronto empezarás a posponer cada vez más el tan odiado día del rasurado hasta que una mañana te levantes, te mires al espejo y digas: "este si soy yo, con barba"

Miguel-ON

elhombreamadecasa dijo...

Tampoco hacía falta que os diérais tanta prisa en quitarme la ilusión.

Es posible que tus oscuros augurios acaben por cumplirse, Miguel-ON, pero, insisto, me veo tan guapo que hasta madrugo más para apurar el afeitado a tope.

Anónimo dijo...

Qué título más (Enemigo)

elhombreamadecasa dijo...

Es cierto, se parece sospechosamente a la canción "Quillo (he vuelto a nacer)". Y el caso es que cuando lo escribí sentí una sensación de familiaridad que no localicé y ahora ya sé de dónde venía.