Cada miércoles un cuento en El Estafador

miércoles, 11 de marzo de 2009

Servicio público: frases comodín

Hay situaciones en las que, con las prisas y los agobios, no se atina a responder adecuadamente. Luego, te quedas pensando y te dices: Retruécanos, tenía que haber dicho esto o lo otro. Para evitarlo, hay que tener una serie de frases preparadas para soltarlas cuando mejor convenga. Ahí van algunas sugerencias por si os sirven de algo.

Hace algunas semanas, Mercedes llevó a nuestras criaturas a la pediatra. Como era sábado, no estaba ella y en su puesto había un médico tontuciaco (la propiedad intelectual de este insulto por los próximos cincuenta años la tiene Juan). El tipo le dijo a Mercedes, de muy malos modos, que dejara de masticar chicle porque la veía mover la mandíbula y se distraía. Le respondió bien pero luego nos quedamos dándole vueltas y podría haberle dicho alguna que otra cosa bien dicha. Para estos casos yo he ideado una frase que no he probado todavía pero que creo que podría venir bien. Sería algo así como: Me va a tener que disculpar pero es que tengo un problema de oído y cuando me hablan mal no me entero, seguro que si me lo repite con buenos modales le escucho bien.

El mundo del coche y el tráfico da mucho de sí. Ultimamente, la gente no usa los intermitentes y eso molesta mucho. Si se tiene posibilidad se puede decir lo siguiente: Yo de ti llevaba el coche al sitio donde te lo vendieron y les pedía que me lo cambiaran por otro con intermitentes que funcionaran.

Para esos momentos de comida en grupo en los que alguien prende un cigarrillo en tus narices, mi cuñado Juan tiene unas palabras brillantes: ¿Os importa que coma mientras fumáis? La pregunta introduce un punto de absurdo que desconcertará al fumador y le obligará, sin duda, a apagar el cigarrillo.

Sigo dándole vueltas a algo ingenioso que espetarle a la cara a quien se te cuela por todo el morro en la cola del pan o la carnicería, generalmente ancianitas sin vergüenza, pero no se me ocurre nada. Cuando consiga algo, os lo diré.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ese es el problema q nunca caemos en el momento...

Anónimo dijo...

Yo en el supermercado empleo la siguiente técnica cuando una viejetita vivaracha se te va a colar, lo primero que hace es ponerse a tu lado, adelantándote lentamente y con disimulo, haciendo como que mira el precio de algo, añade algo al carro o cosas así. En ese momento tienes que decirle: señora, tenga cuidado que si deja la cola igual algún sinverguenza se le cuela.

En la panadería es imposible evitarlo, cuando te quires dar cuenta ya es demasiado tarde y la señora ya está pidiendo.
Miguel-ON

elhombreamadecasa dijo...

Buena frase. Pero habrá que seguir dándole vueltas a lo de la panadería.

con Ka dijo...

Yo es que creo que las yayas no tienen remedio. El caso más extremo que he visto es el de un tío que medía 2x2m y que, al llamar la atención a una yaya que se le había colado, ésta le contestó "ay, perdone, es que no lo he visto".
El tío flipó.
He llegado a tu blog desde 'Lo que España compra' y me está gustando.
¡Saludos! :)

Chelo dijo...

¿Os importa que coma mientras fumáis?

brillante!!!

eduardoritos dijo...

Señora, ¿teme Vd. que le lleve la muerte antes de haber podido pagar su última deuda, tal vez?

elhombreamadecasa dijo...

No está mal. Me la apuntaré para poder decirla tal cual.