En el siglo XIII, el cirujano, clérigo y trovador Richard de Fournival escribió el imprescindible "Bestiario de amor". En la entreda dedicada al mono escribió lo siguiente:
Porque la naturaleza del mono es tal que quiere imitar cuanto ve hacer, y los avisados cazadores que quieren capturarlo con astucias buscan un lugar donde el mono pueda verles. Y entonces se calzan y descalzan frente a él; luego se alejan de allí, dejando unos zapatos a la medida del mono, y se esconden. Cuando llega el mono, quiere imitar lo que ha visto, coge los zapatos y se calza, para su mala ventura. Antes de que pueda quitárselos, el cazador salta sobre él, y el mono calzado no puede huir, ni trepar a los árboles, y es capturado.
El mono calzado forma parte de la filosofía que el hombre ama de casa formula en silencio y con timidez. Considera que la mayoría somos monos calzados atrapados en los zapatos que la sociedad, ese ente maligno, nos ha dejado ahí bien preparaditos y a modo de trampa. Desde que nacemos nos van diciendo qué hacer, con quién estar, cómo comportarnos, lo bueno y lo malo, a qué aspirar... Nuestra vida es la misma vida de todos, aborregados, caminando en masa siguiendo la misma línea recta. El hombre ama de casa, que en este caso se le podría aplicar aquello de consejos doy para mí no tengo, considera que ha llegado el momento de descalzarse y salir huyendo de la senda que nos han trazado en busca de un camino original y personal. Ser libres. O como decían en La bola de cristal: Hay que desenseñar a desaprender cómo se deshacen las cosas.
Próxima entrega: El hipopótamo
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