Cada miércoles un cuento en El Estafador

martes, 30 de septiembre de 2008

Preguntas inquietantes

Esta tarde, Juan le ha preguntado a Mercedes: ¿mamá, a ti te gustan los hombres? Ella ha respondido de forma muy diplomática: A mí me gusta tu padre. Entonces ¿no vas a casarte y tener hijos con otros hombres? Mercedes no me ha contado lo que ha respondido a esa segunda pregunta. Pero me la puedo imaginar, algo del tipo: como si no tuviera ya bastante o solo me faltaba eso.

Después ha venido ese temido momento: pues yo quiero que fabriquéis una hermanita, quiero una hermanita. Mañana mismo estoy pidiendo cita para la vasectomía. Que Juan es muy persuasivo y antes de que me dé cuenta ya me ha liado.



Postdata: para un lector y coleccionista empedernido de tebeos como yo, los números redondos son muy atractivos. Esta es la entrada número 100.

Actualizaciones en los otros blogs

Pues eso, que he subido nuevos cuentos en los otros blogs.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Mis problemas con las puertas


Siempre he tenido una dificultad insalvable para distinguir los verbos tirar y empujar. Cada vez que llego a una puerta que indica que para abrirla hay que hacer una cosa u otra, me quedo paralizado, mirando el cartel como un tonto, el sudor frío corriendo por mi espalda, intentando recordar qué era empujar y qué tirar. Ni que decir tiene que siempre opto por la opción equivocada.

Pero si hay unas puertas que me den verdadero terror, esas son las... ¡puertas giratorias!



Este sábado, Mercedes y yo fuimos a unas jornadas que no eran de nuestro gusto pero la responsabilidad paternal nos obligaba a ir. Fueron en el hotel Nelva (de la cadena Santos, cuatro estrellas). Nada que ver con los salones sindicales o aulas universitarias a las que solíamos acudir cuando íbamos a charlas, coloquios y mesas redondas. La puerta de entrada era giratoria. Yo no entro, le dije a Mercedes. Ella resopló y me conminó a dejarme de tonterías. La puerta era muy moderna, como todo el hotel, y se movía sola. Te acercabas, empezaba a girar, debías entrar en el momento oportuno, andar al ritmo adecuado para no chocar con el cristal de delante ni que te diera el de detrás y saltar al hall del hotel justo a tiempo. Demasiado para mí. No voy a ser capaz, insití. Mercedes se limitó a empujarme dentro de la puerta. Respiré hondo, me encomendé a Stan Lee y conseguí salir de aquella trampa mortal, todavía no sé cómo. Con lo fácil que sería poner una de esas puertas que se abren solas hacia los lados cuando te ven llegar.

Las jornadas estuvieron bien. El café y la comida muy ricos aunque algo escasos. Y los baños... bueno los baños eran lo más. Con deciros que de lo modernos y diseñados que eran me costó distinguir entre los orinales y los lavabos. A punto de cometer una barbaridad.

(Para salir tuve que sobornar a un botones para que me dejara pasar por una de las puertas de servicio, que era de las normales)

Dejad de imaginar


En un comentario, Lauri, una lectora, dijo que ya se había imaginado las caras de Darío y Juan. Supongo que alguien más lo habrá hecho. Pues bien, debo decir que son tan guapos tan guapos que por mucho que imaginéis nunca seréis capaces de imaginar lo guapos que son. Así que, para solucionar el problema os regalo un retrato de los dos (el del centro es Juan y a su derecha, la izquierda del que mira, aparece Darío):



Postdata a "En el dentista, one more time"

Que se me olvidó contar casi lo más relevante de mi visita al dentista. O.R.C. El devastador siempre tiene una sonrisa en la boca y un chascarrillo con el que rebajar la tensión que prometen sus instrumentos de tortura. Vaya, dijo, tu caso lo estudiábamos en la carrera. Primero una caries de nada y un empaste. Luego el empaste se cae, el tema se complica y hay que hacer una endodoncia que también se estropea y hay que poner una funda. Pero ahí no queda la cosa. Aparece una infección y ya no hay forma de salvar la muela. Así que hay que sacarla y poner un implante. Has hecho todo el recorrido, chaval, eres todo un caso clínico.

Tuve que contenerme para no ponerme a dar saltos de alegría por ser un caso clínico. Ja, ja, dije sin intención de quedarme atrás, pues la siguiente vez que venga con una simple caries me arrancas la muela y listo.

Postdata al postdata: Luego la gente me pregunta que por qué no me opero los ojos. Joder, porque tengo la absoluta certeza de que formaría parte de ese ridículo porcentaje de casos que salen mal.

jueves, 25 de septiembre de 2008

En el dentista, one more time


Hay dos tipos de profesionales por los que Mercedes y yo procuramos ahorrar: los mecánicos (de coches) y los dentistas. Y menos mal.

Ya conté que el fin de las vacaciones coincidió con un esguince de Mercedes. Lo que me callé fue que en el viaje de vuelta de Gijón me empezó a doler el lado izquierdo de la boca una barbaridad. Me noto algo raro, le dije a Mercedes, mira a ver qué tengo. Su cara de asco lo dijo todo. En la encía tenía un bultaco blanco de lo más repugnante. Al llegar a Albacete fui a urgencias con la esperanza de que allí me lo curaran. Esto es no sé qué y no sé cuántos, me explicaron. Tienes que ir al dentista a que te lo quiten. ¿Al dentista? ¿En Albacete? ¿En agosto? La angustia se apoderó de mí. Por suerte, el grano blanco y repugnante se explotó solo y cesó el dolor.

Pero estas cosas no son como el montoncito de basura que se esconde debajo de la alfombra. A los pocos días me volvió a doler y tuve que ir al dentista. Por suerte ya estaba en Murcia y pude ir a mi dentista de confianza. Es un tipo simpaticote, con un estupendo y sempiterno bronceado y la dosis justo de gomina. Además, es buen dentista.

¿Que te dijeron qué en urgencias? Masculló algo que bien podría haber sido: estos son tontos. Los médicos son como los pintores o los electricistas: se pirran por criticar a los colegas. Cuanto más en evidencia los dejan, mejor se sienten. El caso es que lo que tenía era una infección de caballo en la muela y me la han tenido que sacar. El implante irá después. Muy buena la anestesia, le dije, no me ha dolido nada... solo una pregunta ¿para el bolsillo no tendrá usted ningún tranquilizante?

Ya escribí que a mí el dentista me da pánico. Ese sillón ultraergonómico, esos taladros, esas tenazas, esas agujas... de verdad que parece la sala de un torturador. En un momento dado estaba yo hundiéndome todo lo podía en el sillón, como si pretendiera huir
atravesando el suelo, mientras el doctor O.R.C. (vaya, tiene nombre de malo de cómic: Orc el Devastador) hacía fuerzas para arrancar mi muela, bien agarrada con unas tenazas horrorosas, y la enfermera me sujetaba la frente para que no me moviera. Acabé sudando como un pollo. ¿Te has mareado? me preguntaron. No, doctor, es el miedo, me hace sudar.

De camino a casa, me indispuse un poco. Tenía que ir con la gasa en el hueco sangrante que había dejado mi muela y el sabor de la sangre me dio un poco de angustia. Temí desmayarme al volante. Pero pude aguantar.

Al llegar me empeñé en enseñarle el hueco a Juan. No se lo enseñes, gritó Mercedes, es asqueroso. A mí me gusta el hueco de la muela lleno de sangre, dijo Juan. Dí que sí, hijo, le felicité. Luego le hablé a Mercedes: has visto, no tienes ni idea de los gustos de los niños, ¿es que no has leído Tom Sawyer? Mercedes se marchó y me dejó hablando solo. Juan disfrutó con la sangre. Papá escupe sangre, que me gusta. Como son los niños. Después me dijo: papá estoy triste. ¿Por qué, cariño? Por tu muela, me da pena que te la hayan quitado? A mí también, hijo mío, a mí también.

Invitación

Os invito a dos nuevos blogs que acabo de poner en marcha: Cuentos pop y Artefactos literarios. El primero va de canciones inspiradas (libremente) en algunas canciones pop (como su propio nombre indica) y el segundo son cosas que se me van ocurriendo. Espero que os gusten.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Censura


Aquí en Murcia (vaya, llevo dos post muy localistas), decía, aquí en Murcia se ha armado cierto revuelo en el festival AlterArte. Resulta que iba a venir Leo Bassi con su Bassibus para pasearse por los lugares más cutres de Murcia (le iba a faltar tiempo) pero como resulta que las fechas coincidían con las del congreso regional del PP lo han quitado del programa. El festival se paga con dinero público, que es lo mismo que decir con dinero del partido de turno en el poder, en este caso, claro, el PP.




Mientras que en otros sitios los artistas publican manifiestos en la prensa a favor de causas nobles o perdidas, aquí, región sin igual, los gestores culturales (sic) y similares vinculados con el festival se apresuraron a publicar una carta en defensa del Consejero de Cultura. Muy bien chicos: de bien nacidos es ser bien agradecidos. El que movió el asunto (no sé quién) se lió a poner firmas al final de la carta e incluyó a gente y entidades a las que no había consultado. Así, por el morro.

Sea como sea, el director del festival dimitió ante el acto de censura. A mí, qué queréis que os diga, me cae bien la gente que dimite. Yo porque no puedo que si no dimitía de algo.

Bueno, os dejo un link con la página de Leo Bassi donde cuenta más cosas: www.leobassi.com


Reivindicación vacua

Teniendo en cuenta las fechas en las que estamos, el calor que hace y mi camiseta sudada todas las mañanas al despertarme, me pregunto: ¿para cuándo la República Climática Independiente de Murcia también conocida como RCIM?


lunes, 22 de septiembre de 2008

La maldición Levi's

Alguien habrá por ahí pensando que se iba a librar de que contara el concierto de LA CASA AZUL en el Lemon Pop... pues no, mala suerte, lo voy a contar. Pero, tranquilidad, tampoco va a ser una crónica del Rockdelux, va a ser un relato que podría titular (de hecho lo he hecho): La maldición Levi's.
Al final todo salió bien y pude descruzar los dedos. Mi hermana pequeña llegó puntual (como siempre), los hijos se pusieron contentísimos al verla, compitieron en ver quién hacía más payasadas para atraer su atención, le dimos todas las explicaciones y al grito de piés para qué os quiero, salimos pitando de allí.
Había pasado todo el verano pensando qué me pondría para el concierto de LA CASA AZUL. Al final me puse pop a tope: la camiseta de Superman, mis Converse rojas y mis Levi´s nuevos recién estrenados. Eran mis primeros Levi´s (atención a la forma verbal que da una pista de lo que pasará). Antes había tenido algunos 501 que una vecina traía de estraperlo de Melilla pero eran falsos. Y si los tenía era porque mi hermana mayor (pero más pequeña que yo) había estado en New York, New York, si no de qué iba yo a tener unos Levi's a 100 eurazos el par. El caso es que iba como un pincel, más moderno que el más moderno de los modernos.
Al entrar al Murcia Parque y ver el ambiente, nos pellizcamos mutuamente para ver si era verdad o era un sueño. Y era verdad. La cerveza a Mercedes le sentó como un güiskazo, hacía más de un año que no bebía alcohol.
El primer concierto fue de Airbag. No los conocíamos y nos gustó mucho su powerpop. Ahora tengo su último disco en el móvil y lo escucho corriendo. Al terminar, nos subimos a uno de los laterales y nos sentamos para recobrar fuerzas. Todo iba viento en popa. Debería haberme puesto alerta: no es normal que todo vaya viento en popa.

Se apagaron las luces de nuevo. Les tocaba el turno a Ellos. Estaba oscuro, yo estaba excitado y el último escalón no lo vi. Tropecé y me caí. Sí, me caí. Y bien caído. Qué vergüenza. Hacía siglos que no me caía y me tuve que caer justo en ese momento. Y por si no fuera bastante desgracia haberme caído y estar a cuatro patas delante de toda la modernidad de Murcia me rompí los pantalones. Mis Levi's nuevos y estupendos a tomar por culo. No me lo podía creer. Y encima, después de caerme me levanté como si nada y dije: por lo menos no me he roto los pantalones. Estoy harto de ser una parodia de mi mismo.
El concierto de Ellos no me levantó la moral. Escuchaba la música al fondo de la niebla de mi autocompadecimiento. Joder, si fuera grunge podría ir con mis pantalones rotos, pero no soy grunge, quiero ser mod y ¿dónde va un mod con unos Levi's rotos? No salía de mi angustia... hasta que empezó el concierto de LA CASA AZUL.
Según Punset, se es más feliz esperando lo que se desea que obteniéndolo. Casi siempre es verdad a excepción de los conciertos de Guille Milkyway. Fue empezar La revolución sexual y se esfumaron todos mis pesares. Al poco ya estaba bailando y cantando como un fan. Durante el concierto fui sinceramente feliz. Qué pena que se acabara. Os pongo un video que alguien ha subido al youtube:





Ahora diréis: un accidente no justifica un título tan grandilocuente. Pero, esperad, que hay más. Estas vacaciones, visitamos El corte inglés de Albacete y, por casualidad, eran los 8 días de oro o algo por el estilo. Había varias prendas Levi's al 50%. Me compré una camisa y una cazadora, la casa por la ventana (la cazadora, en realidad, me la regaló Mercedes por mi cumpleaños). Sabía que mi hermana me iba a traer los pantalones y quería el conjutno completo. El viernes pasado me puse la camisa y dije antes de salir de casa: espero no rompérmela. Para qué hablaré. Al volver del café me eché mano a los faldones de la camisa y me vi un roto. No sé cuándo ni cómo me lo hice pero también está rota. Ahora no sé qué hacer con la cazadora. Quizás la plastifique y la esconda en el fondo de algún cajón recóndito.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Curioso equilibrio

Hoy cumple Darío nueve meses. Una fecha con algo de especial, no en balde lleva fuera de su madre el mismo tiempo que pasó dentro del útero. Un espejo peculiar.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Cruzo los dedos

Este sábado me voy de concierto... si nada lo impide. Creo que ya escribí por algún lado que en los últimos años cuento los conciertos por los que no voy. Por ejemplo, en estas vacaciones no he ido a un montón de conciertos. Las razones por las que no voy queriendo ir son varias pero la principal, a qué negarlo, es el cansancio crónico que arrastro. A veces consigo apaño para colocar a los críos o Mercedes se ofrece a quedarse sola con ellos pero al final me rajo por falta de fuerzas. A finales de julio no fui a un concierto de Vetusta morla y Sidonie. En Gijón no fui a un montón de conciertos, desde Miranda hasta Los tigres del Norte, pasando por Los planetas. Fuimos un poquito al de Gogol Bordello, un grupo de música punk gitana de New York, New York. Aguantamos un par de canciones. Molaba un montón pero la plaza estaba a reventar e íbamos con los dos niños. Juan (al que tenía subido a hombros) quería quedarse pero mis vértebras cervicales fueron claras: si ese niño sigue bailando contra nosotras, dimitimos. Una amenaza que no pude desoír. Por último, este sábado pasado no fui al concierto de Triángulo de amor bizarro (en la foto). Tampoco he ido al de Jeff Tweedy, claro que, en este caso, reconozco que los treinta y tantos eurazos de la entrada fueron un poderoso motivo.



Pero todo lo anterior es agua pasada porque... ¡este sábado voy a ir a ver a La casa azul! Actúan en el Lemon pop y estoy de los nervios. De momento lo tengo todo bien asegurado pero nunca se sabe. Espero que no se me estropee.

También actúan Ellos. Os dejo uno de sus últimos videos:


lunes, 8 de septiembre de 2008

Caos


En mi sueño se abre la puerta de la habitación de Juan y aparece un risueño Arguiñano que hace un chascarrillo a costa de la pirólisis. Después se cierra la puerta y la susodicha obra el milagro: la habitación de Juan se limpia sola.

Tengo otro sueño. En este la protagonista es Julie Andrews que nos da a todos un poco de azúcar, hace unos pases mágicos y cada enredo se desenreda y se colocan ellos solitos en su sitio.




Como mis sueños no se cumplen estoy por recurrir a una vieja leyenda de mis tiempos de instituto. Los que optaban por llevar rastas hicieron correr el rumor siguiente: pasada una semana sin lavarte el pelo, él mismo se limpiaba solo. Era cosa de no sé qué clase de proceso biológico espontáneo que ponía en evidencia la inteligencia de la Madre Naturaleza. Tal vez si dejo de limpiar y ordenar la habitación de Juan acabe por limpiarse y ordenarse por si misma. Claro que tal vez no.

Lo peor de todo es que está empezando a actuar como una célula tumoral y el desorden se va extendiendo por toda la casa. Ya ha alcanzado la salita y la entrada. Amenaza con llegar al salón y si no hacemos nada, en un par de semanas llegará al estudio, se mezclará con mi propio desorden y será el fin del mundo.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Ni se os ocurra hacerlo

Esta mañana estaba preparando el baño de Darío. Con una mano he montado la bañera y la he llenado de agua mientras que con la otra lo tenía tomado. Cuando estaba todo listo, tomado como lo tenía, le he quitado el pañal felizmente, sin comprobar antes si estaba limpio o no. Un consejo, amiguitos y amiguitas, no hagáis nunca algo así. Antes de quitarle un pañal a un bebé que tengáis en brazos, comprobar su estado. De no hacerlo, las consecuencias podrían ser asquerosas. Muy asquerosas.

Del Príncipe de Asturias, Nadal que no Borbón

Pues yo no estoy conforme con el Príncipe de Asturias otorgado a Nadal (en estos momentos el jurado, el premiado y el resto de la humanidad puede partirse el pecho: ¿y a nosotros, qué?). Conste que soy de los que ve sus partidos con una pasión excesiva e inexplicable pero no me parece que se merezca el premio por delante de alguno de los nominados. Phelps ha conseguido una cantidad de medallas apabullante. Bolt corrió como si fuera Flash (flipé con sus tres carreras que pude ver en directo a pesar del intento de boicot de Juan venga a gritar ponme Shin-chan, ponme Shin-chan). Y la Isinvaieva (me acabo de inventar la ortografía del nombre) ha batido 25 records del mundo. Nadal es grande pero estos tres han hecho algo excesivo, superior. Demasiado chovinismo me parece a mí.

Y la cosa se pone más grave cuando uno se entera de que el equipo de alpinistas que intentó el rescate de Iñaki Ochoa de Olza en el Annapurna (monte en el que finalmente murió) estaba entre los candidatos y ni siquiera quedó como finalistas. Ellos hubieran sido unos ganadores ejemplares, brillantes. Todas las veces que escuché el relato de lo que intentaron se me pusieron los pelos como escarpias y las lágrimas me asomaron a los ojos. Los ganadores ya han ganado y estos valientes son merecedores de este premio y muchos más.




(la foto la he sacado de la página terrenodeportivo.com)

martes, 2 de septiembre de 2008

Miscelánea veraniega


Leo en El País que las amas de casa también sufrimos depresión al volver de las vacaciones. Vaya, menos mal que de vez en cuando acuden los científicos sociales a salvarnos.

No sé el nivel de mi depresión postvacacional, si tuviera algo de tiempo libre sería alto pero como no tengo ni un segundo para amargarme me siento normal, ni frío ni calor, ni depresión ni emoción. Soy un vegetal.

Las vacaciones son de esas cosas que al día siguiente parecen formar parte del pasado más remoto. Las mías, que acabaron hace apenas dos días, se me antojan ya lejanísimas. Escribí que si echaba mano de alguna conexión de ADSL subiría algo al blog. Mentí. En Gijón estuve un par de semanas con Internet y no subí nada. Entendedme, estaba de vacaciones y me dejé llevar. En todo caso, y aunque sea a toro pasado, voy a escribir algunas cosillas sueltas de lo ocurrido en el mes de agosto.

1. Recuerdo que antes de irnos de vacaciones, mi madre nos sometía a un zafarrancho de limpieza sin igual. ¡Hasta limpiábamos los armarios de la cocina por dentro! La casa había que dejarla como los chorros del oro. Conseguía entender (más o menos) la necesidad de ir con ropa interior limpia por si tenía un accidente y me llevaban a un hospital (donde, evidentemente me bajarían los pantalones y se quedarían deslumbrados por la limpieza de mis calzoncillos) pero esa limpieza intensiva antes de irnos a la playa me desconcertaba e irritaba. Mi madre daba sus razones pero a mí me sonaban a chino. Y ahora... ahora hago lo mismo. Antes de irnos a Albacete dejé la casa como nueva. Dos días enteros estuve sin parar un segundo hasta que desholliné hasta el último rincón. Y es que, sí, da mucho gusto llegar a casa y verla ordenada. Y si no da gusto sí consuela un poco el mal rollo de la vuelta.

2. Y ya que estamos con los calzoncillos, en julio acabé con mi particular plan renove de ropa íntima. Había una razón oculta para precipitar el cambio. En Albacete nos quedamos en la huerta de mis suegros y claro, quedaba fatal tender mis calzoncillos zarrapastrosos a la vista de mis suegros. Y no solo eso. Mi suegra nos plancha la ropa, incluida la interior. Así que urgía ir con calzoncillos nuevos.

3. Camino de Gijón, paramos en un área de descanso. La vejiga me hizo recordar a un profesor de Fisiología de la carrera. Con su acento canario que a nosotros, a saber por qué, nos recordaba a los agentes de CAOS, nos decía: el sustantivo micción no tiene verbo, es decir, no se dice miccionar, el verbo culto para esa acción es mear, que viene directamente del griego. Pues bueno, yo me estaba meando e inspeccioné la zona buscando dónde aliviarme. Pero entonces paró al lado nuestro un coche super cool del que se bajó nada más y nada menos que Marta Reyero. Y, claro, cualquiera se iba a un rincón a mear con una famosa de la tele al lado.

4. En estas vacaciones he hecho dos cosas que no había hecho nunca: crucigramas y correr. Correr no corría desde que en el instituto nos torturaban con el odioso Test de Cooper. Y crucigramas no había hecho nunca. Casi seguro que no volveré a hacerlos. Sobre lo de correr quizás vuelva en otra ocasión.

5. Juan ya sabe escribir todos los números y casi todas las letras, todavía le cuestan la G y la Y.

6. Mercedes le enseñó a Darío a decir Tao. Tao es el perro de mi padre. No me preguntéis por qué pero de todas las cosas que podía enseñarle, pasó varios días insistiendo con lo de Tao. Ahora Darío llama Tao no solo a todos los perros sino a todo el mundo. Darío, llama a mamá... mamá, mamá. Y él: Tao. Bueno, peor fue con Juan que le enseñó a decir ¡digooo! (lo que decía la Veneno).

7. Descansar, descansar no he descansado mucho. Ahora, no he hecho de comer en todo el mes. En Albacete cocina mi suegra. Y en Gijón mi padre nos lleva a gastos pagados y comemos (mucho) en el restaurante del camping.

8. Gijón sigue siendo nuestro paraíso particular.

Habría mucho más que contar pero ahora mismo no me acuerdo ni tengo tiempo para escribir más. ¡Ah, bueno! Se me olvidaba una cosa muy importante. Mercedes ha terminado las vacaciones con un esguince. Darío está con los dientes y va soltando babas por toda la casa. El viernes, Mercedes lo llevaba en brazos y pisó una de sus babas. Se resbaló y para no caerse forzó el tobillo y se lo esguinzó. Quiso obviarlo pero el sábado tuvo que ir al médico. Tensoplast, muletas y al menos diez días de reposo. Yo me fumé una ración doble. Así va a estar toda la semana y está siendo mucho más duro de lo que estáis pensando. Por suerte mi madre se está quedando con los críos por la tarde cuando yo trabajo.

Moraleja de todo lo anterior: quien tiene una familia extensa tiene un tesoro.