Cada miércoles un cuento en El Estafador

lunes, 3 de marzo de 2008

El mono entre rejas

(Basado en hechos reales)

Prólogo: Siempre he visto mal y despacio. Lo de mal creo que no necesita aclaración y lo de despacio se refiere a que, a veces, veo algo y tardo un poco en procesarlo. Como cierta tarde en la que salí del Centro de Acción Comunitaria en el que trabajo para buscar a alguien y me pareció ver un perro trepando agilmente a lo alto de un árbol. Joder, pensé, cómo trepa ese perro. Después me di cuenta de que no era un perro sino un mono. No me sorprendió tal descubrimiento porque hacía tiempo que sabíamos que en el barrio vivía un mono. Llevo tanto tiempo trabajando allí y he visto tantas cosas que uno no se pregunta cómo llega tal animal a un barrio murciano. Algo así se acepta y punto. Lo que en ese momento, con el mono exhibiendo su destreza en lo alto de la morera, no pude sospechar era el trágico final que le esperaba.

En Murcia debe haber tres o cuatro barrios lumpen. Yo trabajo en uno de ellos y vivo muy cerca de otro. Entre los habitantes de ambos hay relaciones de familia y de negocios. Rollo mafia italiana pero en cutre. Rara es la semana que no hay una redada o cerca de mi casa o cerca de mi trabajo. El jueves mismo sin ir más lejos. El despliegue espectacular como siempre: coches, furgonas, helicoptero y decenas de geos de cuerpos imponentes. El delito también el de siempre: narcotráfico.

Al día siguiente la radio informó del suceso y anunció que habían detenido a un hombre, una mujer, un menor... y ¡un mono! Oh, no, me dije al oir la noticia, han detenido al mono. Porque no me cupo la menor duda de que el mono apresado era el que yo había confundido con un perro días atrás.

La noticia me dejó consternado. Qué mala suerte la del mono. Fue pasando de familia en familia (compra-venta mediante) hasta acabar en manos del SEPRONA. Ahora recuerdo haberlo visto alguna tarde melancólica asomado a la ventana con la mirada perdida en el horizonte. Yo sé que él no tenía nada que ver con los turbios negocios de sus dueños. Quizás alguna vez pasó algo o sirvió de transporte pero porque no tuvo más remedio. Incluso me atrevería a afirmar que no sabía que aquello estuviera mal, aunque el desconocimiento del delito no exima de la culpa. En un juicio justo sería puesto en libertad. Pero ya sabemos que en este país nunca hay justicia para los monos.

Llevo desde el viernes intentando saber dónde lo tienen y preguntar si hay régimen de visitas. Quisiera ir a verlo y llevarle un paquete de cigarrillos... seguro que le inculcaron el feo vicio de fumar. Pobre mono.

(La noticia se puede leer en: http://www.laopiniondemurcia.es/secciones/noticia.jsp?pRef=3239_3_92914__Murcia-Tres-narcos-detenidos-relacion-crimen; la foto está sacada de ahí)

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajaja