Cuando un bebé llega a una casa, todo se pone patas arriba. Hasta el desorden previo se ve alterado y se transforma en un nuevo y desconocido desorden. Entra las cosas que han cambiado desde la llegada de Darío está el hecho de que ya no me despierto con el radio-despertador sino con la alarma del móvil. Explicar por qué sería algo farragoso, así que no lo voy a hacer. Como resulta que mi móvil es guay puedo elegir la canción con la que quiero que me despierte. Probé con varias pero ninguna acababa de convencerme.
Trasteando en el ordenador de mis hermanas, descurbí que tenían la canción The Eve of the Tiger, de la peli de Rocky. Y me dije a mí mismo: la he encontrado. Desde entonces mis mañanas empiezan con una descarga de energía muy nutritiva.
Con lo que no contaba era con que Silvester Stallone visitara el plató de El hormiguero. Una de las cosas que prepararon, durante la entrevista, fue la presencia de dos chicos muy musculados que oían una música por los auriculares, la bailaban con sus pectorales y Stallone debían acertarla entre cuatro opciones, a, b, c y d. Una de las que bailaron fue precisamente The Eve of the Tiger.
Ahora, todas las mañanas, unos segundos antes de despertarme, mis sueños se llenan de jóvenes pectorales contrayéndose rítmicamente al son de Rocky y yo no sé cómo sentirme.
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