Cada miércoles un cuento en El Estafador

martes, 4 de marzo de 2008

VHS

Soy de la generación que ahora habla con añoranza de los antiguos sistemas de video. En mi casa fuimos del VHS desde el principio, mi padre siempre tuvo mucho ojo para estas cosas. Marcelino, el vecino del 4ºA, se compró un video 2000 y sus hijos siempre estaban vacilándonos de cuantísismas horas seguidas podían grabar, hasta se podía dar la vuelta a las cintas reversibles. Nosotros contraatacábamos recordándoles la poca variedad de películas que había en 2000. No recuerdo a nadie en concreto que tuviera un Beta pero sí que nos odiábamos. O eras del VHS o eras del Beta. Al entrar al video club, cada cual se iba a su sección, cuidándonos muy mucho de no acercarnos a las estanterías de las películas del sistema rival. Y mientras elegíamos cuál llevarnos a casa, nos lanzábamos miradas llenas de desdén.

Por cierto que ahora se hacen muchos chistes con el VHS y el Beta pero nadie parece recordar la terrible polémica que durante años hubo entre las cintas de casete normales y las de cromo. Sí, vale, las de cromo sonaban mejor pero te jodían los cabezales del radiocasete si no estaba preparado.


Volviendo a lo que íbamos… Me acuerdo a la perfección del primer video que tuvimos en casa. La noche que lo trajo mi padre, nos dejaron quedarnos despiertos hasta bien tarde. Cuando todos los cables estuvieron en su sitio, vimos Pedro y el dragón Elliot. Al ver mezcladas imágenes reales con dibujos animados nos convencimos de que el futuro había llegado ya adonde quiera que tuviera que ir. Qué pena.

Hace poco, no sé muy bien por qué, me acordé de esa película. Me hice con ella y esta tarde he querido verla con mi hijo mayor (el de tres años). Pero no le ha hecho mucha gracia y hemos estado un rato discutiendo hasta que he acabado por ceder y poner Ice Age I.

Voy a tener que ponerle una tele en su habitación, o en la mía, para que cada cual podamos ver las películas infantiles que nos apetezcan sin tener que discutir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Par mí también fue una de mis primeras películas y seguro que a mi hijo tampoco le gustaría, pobres de nosotros...