Anoche vimos dos capítulos de la segunda temporada de Mujeres desesperadas, la mejor serie actual de la televisión, sin duda alguna. Retaría a duelo a quien dijera lo contrario (espero no tener que arrpentirme de estas palabras).
En el primer capítulo que vimos, salían dos vecinos de Wisteria Lane comiendo palomitas y viendo la tele. Nos dió envidia e hicimos lo mismo. Ya habíamos cenado y ese exceso de calorías me tiene lleno de remordimientos. Maldita educación judeocristiana.
PD: Me pido ser Lynette.
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