Cuando Fede, Niño Sónico y Niño Catódico fueron a la biblioteca de Espinardo, se la encontraron cerrada. Corrieron a contárselo a Mercedes y ella decidió pasar a la acción. Los poderes sónicos y catódicos combinados echaron abajo la puerta y Mercedes puso a Peluche Diabólico como bibliotecario.
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Ilustración de Laia Domènech. |
-¿Cómo que no me puedo llevar la película sin carné? -preguntó Fede.
-Eso mismo -respondió Peluche Diabólico-: sin el carné, no se presta.
-Pero si me conoces, vives en mi casa. No voy a robar la película.
-En vez de insistir, sería mejor que fueras a por el carné.
-¿Así me pagas que te haya dado cobijo y cocine para ti todos los días?
-Tú le llamas cocinar, yo lo llamo de otra manera.
-¿Se te ha pegado el ingenio manchego de Mercedes?
-Si me disculpas, hay gente que quiere sacar libros y SÍ ha traído el carné.
Fede dejó la película sobre el mostrador y salió apesadumbrado de la biblioteca. Un cero a la izquierda, así era tratado por su familia. Antes de cerrar la puerta tras de sí, escuchó cómo Peluche Diabólico le explicaba a un chaval las normas de conservación de los libros prestados, haciendo que sus afilados colmillos asomaran por su boca entre recomendación y recomendación. El chaval adelantó a Fede en las escaleras y pudo ver su cara pálida. Ese iba a cuidar el libro como si su vida fuera en ello.
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-Los informes sobre el oso gigante que hace de bibliotecario en Espinardo parecen ser ciertos -dijo Ayuda de Cámara.
-Nunca me he fiado de esa pedanía -dijo Alcalde.
-En realidad es barrio.
-En realidad es una mierda.
-Nuestros informadores también hablan de dos niños con... bueno... no sabría decir... parece que... con poderes... lanzan rayos y esas cosas. También hay un hombre pusilánime y de calvicie incipiente y una mujer de armas tomar.
-¿Cómo vamos de policía de disturbios?
-De momento, están todos en Valencia.
-Ah, Valencia. Qué imágenes tan reconfortantes. Uno ve a esos muchachotes que se dejan la vida en el gimnasio dándole al pueblo lo suyo y recupera la fe en la humanidad.
-Cuanta razón tiene, Alcalde.
-En fin, esperaremos a que nuestros chicos acaben de desfogarse en Valencia. Luego, pide que me manden unos pocos a Espinardo.
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PD: Porque viene mucho al caso y porque es una idea buenísima, os recomiendo visitar el blog murcia451.
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