Cada miércoles un cuento en El Estafador

sábado, 11 de febrero de 2012

La receta de los sábados: Bizcocho revolucionario.

Escribe Piotr Kropotkin en "La conquista del pan": Y mientras que burgueses y trabajadores aburguesados jugarán a ser grandes hombres en sus largas charlas; mientras la gente práctica discutirá interminablemente acerca de las formas de gobierno, nosotros, los "utopistas", debemos ocuparnos del pan cotidiano. Y añade: es por medio del pan para todos que vencerá la revolución. Entiéndase "pan" como metonimia de "alimentos de todo tipo".


Vale. La consigna está clara: ¡PAN, LA REVOLUCIÓN NECESITA PAN! Pero ¿revolución? ¿Estamos hablando en serio? Son tantas las palabras que han sido vaciadas de significado que necesitaríamos un diccionario de tamaño considerable para reunirlas. Allí estaría, lamentablemete, la palabra "revolución". Usadas por todos y para todo. Admito mi parte de culpa pues la empleo de forma gratuita y feliz. Cariño, me voy un rato a hacer la revolución, no me esperes levantada. Y cosas así.


Aunque antes de que yo empezara a escribir y a hablar a la ligera, la pobre revolución ya estaba transnochada. Así lo expone Ducky Donald en un capítulo de "Vidas ejemplares" (El librovisor -La bola de cristal):






Para algunos, ha llegado a convertirse en un opción secundaria. En "Zona Temporalmente Autónoma", Hakim Bey defiende las ventajas de la Revuelta frente a las de la Revolución. Bey desconfía de las revoluciones porque, afirma, forman parte de una curva prevista o trayectoria consensuada: revolución, reacción, traición, fundación de un estado aún más fuerte y opresivo, la vuelta de la tortilla y el retorno de la historia una y otra vez a su más alta forma: el látigo en el rostro de la humanidad por siempre. Es preferible la revuelta, la liberación de un área (de tiempo, de espacio, de imaginación) y la autodisolución antes de que el Estado la aplaste. Revuelta sí, tan a menudo como sea posible.


Entiendo la desconfianza de Bey. Sin embargo, me gustaría creer que de revuelta en revuelta se puede llegar a consolidar la revolución. Tengo el defecto de buscar siempre soluciones de compromiso. 


Lo que está claro es que se opte por revolverse o revolucionarse, hará falta comer.


BIZCOCHO REVOLUCIONARIO


Se trata, en realidad, del bizcocho del yogur. Lo que pasa es que como lo  hice una tarde que habíamos quedado para hacer una pancarta, le cambié el nombre.






La versión de mi receta sigue las indicaciones de mi suegra. Vaya esta entrada por ella.


INGREDIENTES


4 huevos
1 yogur (será la cantidad de referencia)
2 de azúcar (es decir, dos yogures de azúcar, más o menos llenos del todo)
3 de harina
1 de aceite (¿hay que decir que de oliva?)
3 gaseosas (están junto a las harinas y las levaduras en los supermercados)


PREPARACIÓN


Se separan las yemas de las claras. Mi abuela lo hacía así: cascaba el huevo sobre una fuente grande y lo partía en dos con cuidado de que la yema quedara en uno de los trozos de la cáscara. Luego iba pasando la yema de una semicáscara a la otra semicáscara dejando que la clara fuera cayendo sobre la fuente.


Una vez que tenemos las claras de los cuatro huevos en la fuente, se baten con las varillas de la batidora hasta ponerlas a punto de nieve. Durante todo este proceso, cuando más se bata, mejor. Los ingredientes notan estas cosas, así que hay que batir con calma y cariño, a ser posible pensando en las personas que luego se comerán el bizcocho.


El resto de ingredientes hay que echarlos en el orden indicado, poco a poco y dejándolos caer sobre las varillas, que no dejarán de batir en ningún momento (bueno, si veis que la batidora echa humo, le dais un descanso). Esto es muy importante para el azúcar y las gaseosas, a no ser que se quiera un bizcocho peta zeta.


Se añade el azúcar. Se añaden las yemas. Se añade el yogur. Y se añade el aceite.




Vamos ahora con la harina y las gaseosas. Echamos primero un poco de harina. Luego los tres sobres de gaseosas correspondientes. Las gaseosas van siempre en parejas: dos sobres, cada uno de un color. En la caja indican el orden adecuado. Lo leemos para saber cuál es y echamos los tres que toquen primero. Incorporamos un poco más de harina. Luego los tres sobres de gaseosas que quedan. Y, por fin, el resto de la harina.


Seguimos batiendo y sonreímos al ver cómo la masa empieza a crecer ante nuestros ojos. Hasta puede que salga alguna burbujita. Pop.


El horno ya lo tendremos caliente. Yo lo pongo a 180º, más o menos. Vertemos la masa en nuestro recipiente para horno y lo ponemos en el centro del horno. El mío es de esos con ventilador. Tiene varias opciones pero me he acostumbrado a hornear siempre con el ventilador. Puede pasar que el bizcocho empiece a tostarse de más por arriba antes de estar hecho. No pasa nada. Para eso se inventó el papel vegetal. Si vemos que pasa esto, cubrimos el bizcocho con un hoja de este papel (se encuentra al lado del papel de aluminio en las tiendas) y seguimos cocinando el bizcocho.


Lo suyo para saber que está hecho es meter un cuchillo y si sale limpio, es que está.


VARIANTES


Si el yogur es natural, se puede echar a la masa, antes de meterla al horno, algunos frutos secos. Nueces, por ejemplo.


Si el yogur es de limón, se puede echar ralladura de ídem.


Y si el yogur es de coco, se puede echar coco rallado.


*  *  *


Y ahora, unos minutos de autobombo:


Esta semana, en la página facebook del blog, hemos tenido de todo: una viñeta de Luis y Luisa, A sus pies, escenas entrañables parando un desahucio, vídeos de Los Ramones...




Y no digo nada de mis chispeantes twitts. Entren y vean:


4 comentarios:

Bree dijo...

El nombre del bizcocho está muy bien puesto. Abajo la bollería industrial!!
Si la gente supiera lo rápido que se hacen estos bizcochos y lo ricos que están, ains...

La Lupe dijo...

Me quedó riquísimo. Haciendo un gran esfuerzo conseguí no comerme la masa cruda a cucharadas. Le puse nueces y dátiles. Y mi casa huele a gloria bendita. Y el truco del papel vegetal me tiene toda contenta. Así que soy fan tuya, de tu suegra, de tu abuela, de Mercedes, de tus niños y de Kropotkin.

elhombreamadecasa dijo...

Bree, mira, no había pensado ese matiz del término "revolucionario". Grito contigo ¡abajo lo industrial!

Lupe, yo también soy muy del fenómeno fan. El truco del papel vegetal es de esas pequeñas cosas que son grandes soluciones. Me lo enseñó Mercedes.

paparracho dijo...

Me encanta cocinar y ¿puedes creerte que no he hecho nunca un bizcocho? Reconozco que tengo prejuicios con la repostería porque he conocido a muchísima gente que no sabía ni freir un huevo y luego en las fiestas llevaba un bizcocho y todo dios lo alababa.

Vamos, hombre!!! :P

Por cierto, me encantan tus cuñas autopublicitarias!