Mercedes descubrió las pelusas al poco de cambiar el colegio mayor en el que pasó su primer año de carrera por un piso de estudiantes. Sorprendida por el hallazgo de unos seres desconocidos hasta el momento, se convenció de que formaban parte de la fauna autóctona de Murcia. Después, averiguó que no es que en Albacete no existieran, sino que su madre, escoba en mano, las combatía ferozmente, no dejando que ninguna de ellas pululara a sus anchas por la casa.
Las pelusas fueron olvidadas por Lineo cuando clasificó las especies por lo que durante muchos años fueron tomadas como seres inertes, pertenecientes al limbo de las cosas que no son ni animales ni vegetales ni minerales. Pero las pelusas son animales y con mucha mala leche, dicho sea de paso.
Su aspecto inofensivo es un ejemplo de brillante adaptación al medio. Permanecen quietas, como si la cosa no fuera con ellas y en cuanto alguien se acerca, ¡zas!, le arrean un bocado. Está demostrado que las pelusas se alimentan de la sangre de sus víctimas. De hecho, la escoba fue inventada por una mujer harta de recibir mordiscos de las pelusas que recogía del suelo, su hábitat predilecto aunque no exclusivo. Este dato ha sido ocultado durante siglos porque, ya se sabe, la historia está hecha por historiadores varones que, envidiosos y resentidos, han silenciado todos los logros conseguidos por las mujeres.
Quizás haya alguien que piense que todo esto es literatura barata disfrazada de falsa ciencia. Pero no es así. Lo ilustraré con una historia terrible. Hace unos años, mi hermana Marina se compró dos ranitas que guardó en uno de esos recipientes para tortugas, con su islita y su palmerita. Todo muy pequeño y coqueto. Las ranitas no podían escapar de su destino y saltaban si cesar. En uno de esos saltos, una de ellas cayó al suelo y quedó a merced de las crueles pelusas. Cuando mi hermana vio que faltaba una ranita empezó a buscarla por toda la casa. Pasaron varios días hasta que la encontramos debajo de su cama, rodeada de pelusas y a medio devorar. A todos nos tiembla la voz y se nos humedecen los ojos cuando recordamos el destino fatal de la dulce ranita.
Recreación del momento en que las pelusas atacaron al batracio (las imágenes son especialmente duras y pueden herir la sensibilidad de quien las vea):
Un último dato acerca de la etiología de las pelusas. Prefieren los climas fríos e invernales. Estos son los meses en los que más activas se muestran. Así que, advertidos quedáis. ¡Llevad cuidado con las pelusas y usad la escoba!
6 comentarios:
¡Fabuloso!
jajajajajajajaja
Aqui me tienes riendo, gozando un mundo... del suspenso del texto y de lo cuel de la gráficas...
Saludos desde Mérida-Venezuela.
Jabier
Virgen de Begoña y de Covadonga!!!! ahora empiezo a ver claro ese ir y venir de mis zapatos, paquete de tabaco dejado bajo el sofá, y las peleas con "amigos fantasmas" de Tao. No ladraba porque si, eran las pelusas atacantes. No si veras, tendré que terminar barriendo alguna vez
acechado por las pelusas...stico1949
Jabier, de vez en cuando me gusta darle al geolocalizador del contador de visitas del blog. Me fascina ver que entra gente de todo el mundo pero no me lo acabo de creer. Ahora veo que es cierto.
Stico, los últimos estudios realizados evidencian que los perros odian a las pelusas debido a que suelen morderles en la trufa o nariz. Y es que los mordiscos en las partes blandas duelen que no veas.
Jajajajajjja,casi me muero de la risa,jajajja.Voy a seguir leyendo por aqui.
Besos
justo buscaba sobre pelusas para mi blog y me encanta el post que has haecho, jeje, que gracioso.
¡Hola!
Llevo meses siguiéndote, pero como leo en el reader nunca había estado por aquí.
Hoy que tenía un rato me he puesto a ver el top ten del blog y está entrada me ha iluminado ;-)
Desde que estamos en la casa nueva tenái grandes dudas existenciales acerca del cómo se generan las pelusas (taaan rápido)... ahora me queda claro
¡Pobre ranita!
;-)
Lara
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