Cada miércoles un cuento en El Estafador

lunes, 9 de febrero de 2009

Rayos y centellas


Iba por la 65ª abdominal ... ¿a que sé se lo que estáis pensando? Pensáis que he usado el superíndice del ordinal porque no sé escribirlo con palabras. Pues ahora veréis: Iba por la sexagésima quinta abdominal cuando escuché ese sonido por el pasillo. Antes de que pudiera reaccionar, irrumpió en el estudio Darío, también llamado Estampida-de-un-solo-niño, blandiendo un pañal usado y haciendo ruidos de pedorretas, su grito de guerra. En un visto y no visto, me estampó el pañal en la cara. Perdí el equilibrio y caí sobre la colchoneta. Aprovechando mi momento de debilidad, saltó sobre mi barriga y me abofeteó repetidas veces de forma inmisericorde. Que soy tu padre, conseguí decir, respétame.

Si el dios de la grasa fuese justo y misericordioso, en vez de vengativo y seboso, debería contarme cada abdominal hecha de esa manera por dos.