Cada miércoles un cuento en El Estafador

viernes, 31 de octubre de 2008

M


Los viernes por la mañana son complicados. Mercedes y yo trabajamos por la mañana (el resto de la semana yo trabajo por la tarde) y tenemos que ver qué hacer con Darío. Juan se queda en el cole. Cuando Darío era más pequeño, me lo llevaba a mi trabajo pero ahora que solo quiere andar y jugar no me lo puedo llevar. Bueno, sí me lo puedo llevar pero entonces lo que no puedo es trabajar. Hemos negociado un apaño familiar. Una semana se lo queda mi madre y a la siguiente vienen mis suegros de Albacete a cuidarlo. Hoy es un día de los segundos. Y mi suegra me ha dado dos alegrones.

El primero ha sido que ha planchado la ropa. Lo ha planchado todo ¡hasta la ropa interior de Juan, calcetines incluidos! Siempre te plancho las mismas camisas, me ha dicho. Me has descubierto, Maribel, he reconocido, es que las voy dejando ahí para ver si hay suerte y me las planchas. (No es verdad, es que tampoco tengo tantas).

Y si con la primera alegría no había suficiente, que sí, me ha dado otra mayor. Ha confundido una camisa mía con una de Mercedes. Le ha dicho que era muy bonita la camisa que se había comprado en Madrid. ¿Cuál? ha preguntado Mercedes. Pues la de cuadros blancos y negros. Si esa es de fede. ¿De fede? pero si es muy pequeña. Y es que, amigos y amigas, estoy empezando a usar la talla M.

PD: Mercedes no usa la M de hombre, ¿eh? Usa una talla menor, que conste.

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