Cada miércoles un cuento en El Estafador

miércoles, 19 de octubre de 2011

Las virtudes de la desobediencia

A Juan le llamó la atención el libro que estaba encima de la mesa:




Me preguntó por él. Una cosa llevó a la otra y acabamos charlando, con entusiasmo, sobre anarquismo. Al cabo de un rato, vi ese brillo especial en sus ojos y se me erizó el pelo del lomo. ¿Entonces, preguntó, los papás no le mandan nada a sus hijos? Empecé a balbucear una respuesta. Bueno, verás, no es exactamente así, lo que pasa... lo que pasa es que los hijos, bueno... son pequeños y no saben... a veces no se dan cuenta y sus papás tienen que... con respeto y con razones ordenarles... pedirles... Agobiado, fingí leer un papel y sorprenderme de no entender mi propia letra.


A los cinco o seis días, Juan hacía los deberes. De vez en cuando, miraba la bombillita del flexo. Su madre le descubrió las intenciones: Juan, ni se te ocurra tocar la bombilla, quema. Era lo que él estaba esperando para tocarla. Mercedes se enfadó. Y yo corrí en su ayuda. Pero, papá, si no quema, me dijo Juan, volviendo a tocarla. Afortunadamente para mí, en vez de empezar a soltar ningún rollo de padre, me dejé llevar por la emoción. ¿No quema? ¿De verdad? Toqué la bombilla y ¡no quemaba!


Que cada cual saque su moraleja.

4 comentarios:

celia dijo...

Aún no he sacado ninguna conclusión, pero me ha emocionado esta historia, brodelcito. Qué educación tan bonita les estais dando. Pero cuidado con lo del anarquismo, que se pone uno a explicar por qué los hijos tienen que obedecer a los padres y acaba saliendo un quintacolumnista. (Me encanta esta palabra y nunca sé muy bien dónde meterla)

Andrea dijo...

Un anarquista en potencia... jajaj

Saza dijo...

La bombilla debería haber quemado: "yo no aguanto este sindios".

elhombreamadecasa dijo...

Celia, yo tampoco he sacado conclusiones por eso dije que cada cual sacara las suyas. Y sí, los padres somos los quintacolumnistas hogareños de las doctrinas autoritarias.

Andrea, ya me gustaría a mí. Es un anarquista de tomo y lomo. Lo que es menester es que conserve esa capacidad de iniciativa y esa confianza en si mismo.

Saza, es lo que tiene el "misterio".