Cada miércoles un cuento en El Estafador

martes, 25 de octubre de 2011

La abuelita en la barriga del lobo

Ya he contado alguna vez que, cuando hago un cuentacuentos con niños pequeños, juego con ellos al "cuento equivocado" o a "encuentra el error" o a como se quiera llamar. Consiste en ir contando un cuento clásico con fallos para que la chiquillada los descubra y te grite que estás es un error. Se ponen como motos al poder corregir a un adulto. La cosa fluye y consensuamos la corrección de los fallos. Salvo en lo referente a la abuelita y el lobo. Según yo, el lobo se come a Caperucita. Según la chiquillada, la abuelita se esconde en el armario.



(Ilustraciones de Otto Ubbelchde)


En la clase de Darío, hicieron un pequeño teatro con este cuento. Ayer, en la comida, nos lo estaba contando cuando surgió de nuevo la polémica del armario. Me mantuve en mis trece mientras él defendía su versión. Como no había olvidado la humillación que me supuso el episodio de la limonada, ni estaba dispuesto a  dejarme ganar por segunda vez, recurrí a las fuentes y leí directamente de la versión de los hermanos Grimm (según traducción de Hernán Valdés):


El lobo hizo girar el pomo, se abrió la puerta y, sin decir palabra, fue derecho a la cama donde estaba la abuela y se la zampó.


El verbo zampar dejaba pocas dudas. Orgulloso de mí mismo, improvisé un alocado baile de la victoria.


Cuando [el cazador] estaba ya apuntándole con su fusil, se le ocurrió que el lobo bien podría haber devorado a la abuela y que aún podría ser salvada, así que en vez de disparar fue en busca de unas tijeras y empezó a abrir la panza de la fiera dormida.


(Si eso fue durante la comida, a la hora de la cena, Darío y Juan se pusieron a hablar del recreo. A los pocos minutos, Mercedes y yo estábamos tan escandalizados que les rogamos que cambiaran de tema. Parecía el infierno de Dante. Por no hablar de la Patrulla Eco. Son alumnos de 6º a los que se les encarga que patrullen durante el recreo para que nadie tire basura al suelo, para que se separan los residuos, no se maltrate a los árboles, etcétera. Pero les han vestido con unos petos fluorescentes y les han puesto una plaquita. Sabemos el terrible efecto que los uniformes tienen sobre el comportamiento humano.)

5 comentarios:

Leia Organa dijo...

Ahora hasta los cuentos de toda la vida tiene que ser "politicamente correctos" por eso la abuela sale del armario... al parecer si le dices a un niño que el lobo se come a la abuela se puede traumatizar.

Pero que los niños hagan de policias (¿con uniforme y todo?!!) eso no es modificar la conducta y traumatizar ¿no?.

A veces me da miedo lo que se permite y otras veces me da risa lo que no...

Un beso politicamente incorrecto.

Andrea dijo...

Por fin ¿ganaste? una, estás taaan seguro...Niños de polícias?? y después preguntamos porque estamos como estamos :(

elhombreamadecasa dijo...

Bueno, a lo mejor no lo he contado bien. Los niños llevan un peto como los de entrenamiento deportivo y cuidan de que el patio esté en buenas condiciones "ecológicas". Las cosas que Juan y Darío contaron de los niños "con mantel" debemos dejarlas, de momento, en suspenso (hasta que las podamos confirmar o no).

Estefania dijo...

Refréscame lo de la limonada... que no me acuerdo.

Estoy de acuerdo en la parte de los "uniformes". Así, desde fuera, me gustaría más un trabajo de todo el patio junto para recoger los residuos.

SI nos acostumbramos a que "otros" recogen, aunque a nosotros nos toque de vez en cuando, no nos concienciamos de la importancia de no tirar nada. Pero... yo no estoy al cargo ;-)

elhombreamadecasa dijo...

Estefanía, es que no conté lo de la limonada. Darío y yo tuvimos una discusión sobre el término. Yo decía que la limonada era zumo de limón sin más. Darío decía que no, que era una bebida con más cosas. La RAE le dio la razón y me sentí muy humillado.