Cada miércoles un cuento en El Estafador

lunes, 10 de octubre de 2011

Babel 2.0



Empezó como una burla, una expresión de rebeldía infantil. Yo dije: Darío, ponte los zapatos. Él repitió mi frase con voz gangosa. Juan repitió la frase gangosa de Darío, deconstruyéndola a simples maullidos. Yo, más chulo que nadie, hice lo propio: mamío, monte mos mamatos.


La cosa siguió y siguió y ahora no hay quién se entienda en casa.

2 comentarios:

Lulu dijo...

En cuanto uno/a pierde los papeles.... ya no hay quien los encuentre

Andrea dijo...

Jjjaja en tu casa no hay tiempo de aburrirse...