Cada miércoles un cuento en El Estafador

domingo, 18 de enero de 2009

Bestiario del hombre ama de casa: La gacela de Thompson



Obviemos el espinoso debate acerca de si llevar cuernos es una ventaja o no. ¿Ya? Bien. Una vez hecho esto, se puede afirmar sin temor a meterse en camisa de once varas que la gacela es un animal vanguardia de la igualdad entre sexos: tanto el macho como la hembra tienen cuernos.

De entre todas las gacelas, la de más renombre es la Gacela de Thompson, que si bien sí es gacela, no es de Thompson, propiamente dicho. Este era un tipo pretencioso que pasaba por África y dijo: Vaya una gacela más graciosa, voy a ponerle mi nombre y así quedaré inmortalizado en los tratados de zoología. Las ansias de protagonismo de algunos no conocen límites.

Pero lo que más interesa de la gacela de Thompson es el hecho de que sea herbívora. Como animal herbívoro debe estar siempre alerta. No hay momento para relajarse, nunca se sabe cuando una leona te va a saltar sobre el lomo. Está bebiedo el agua fresquita que sale de su pozo favorito y está mirando de reojo por su viene un leopardo. Está cortejando a una gacela joven de buen ver y con el rabillo del ojo vigila que no venga ningún tigre. Está echándose la siesta después de hincharse de pasto fresco y tiene las orejas bien tiesas por si se escucha el acercarse sigiloso de una pantera.

Al hombre ama de casa le sucede algo similar. Pese a ser omnívoro tiene comportamiento de herbívoro. Ni un segundo puede bajar la guardia. Siempre al pie del cañón porque nunca se sabe cuando va a surgir un llanto amenazador y habrá que salir corriendo. No importa que esté en el baño descomiendo, en un concierto bailando, en el estudio viendo videos en youtube o escribiendo una entrada al blog, con su moza intentando recordar como era eso del amor, viendo un capítulo de "Mujeres desesperadas"... No importa porque en cualquier momento un fiero cachorro de humano puede atacar por la espalda dando al traste con ese momento inusual de tranquilidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A partir de ahora cuando te mire te imaginaré con cuernos y un pelaje moteado. Lo de los cuernos no va con segundas