(Primera parte, aquí)
-¡¡¡¡¡¡¡MAAAAAAAAAAMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAÁ!!!!!!
-¡¡¡¡¡¡¡MAAAAAAAAAAAAMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!
-¡Mercedes! ¡Mercedes! ¡Mercedes! ¡Mercedes! ¡Mercedes! ¡Mercedes!
Sorprendidos, Peluche Diabólico y Mercedes escondieron unos papeles que parecían estar estudiando.
-¿No os había dicho que tardarais en volver?
-Es que la biblioteca estaba -dijo Darío.
-Yo quería invocar a Chuck Norris para que rompiera la puerta pero papá no me ha dejado -dijo Juan.
-Ya sabes que es un blanco -recordó su madre.
-¿Qué habéis escondido? -preguntó Fede.
-¿Eso? No es nada, ¿verdad, Peluche? Le estaba enseñando a leer sílabas trabadas.
-Bra, tre, cli, clo, glu -recitó Peluche.
-¿Eran los planos del Ayuntamiento?
-Sí, es que estamos... -Darío vio la mirada de su madre y comprendió que debía guardar silencio.
-¿Qué es esto? Primero me arrebatas el liderazgo y ahora me dejáis de lado.
-Te has mostrado siempre muy reticente a las iniciativas proactivas.
-Esa expresión te la enseñé yo.
-Sí, pero alguien debía hacer algo más que repetirla sin ton ni son. Pero, no me liéis, ¿habéis dicho que está cerrada la biblioteca?
-Hasta próximo aviso, lo ponía un cartel -dijo Darío.
-Lo he leído yo -se quejó Juan-. Tú no sabes leer. Lo he leído yo y me tocaba decírselo a mí a mamá.
-¡Me tocaba a mí!
-Niños, callaos un momento. ¿Cerrada? -Mercedes no daba crédito.
-El ordenanza me ha explicado que han cerrado varias bibliotecas municipales. El Ayuntamiento se ha olvidado de renovar el contrato con la empresa o no paga o algún rollo de eso.
-¿Y por qué no has dejado que Chuck Norris rompiera la puerta?
-Debería negarme a responder a algo así -dijo Fede.
-Sí, pero antes, respóndeme.
-¿Cómo voy a dejar que Niño Catódico invoque a Chuck Norris? Es más, ¿cuándo ve Juan a Chuck Norris?
-Chuck Norris rules-intervino Peluche Diabólico.
-¿Cuando vamos a ver "Desaparecido en combate VI"? -preguntó Juan.
-No me lo puedo creer. El oso que hace unos días nos quería matar, ahora le pone a mi hijo películas de Chuck Norris. ¿Y a ti te parecerá bien? -le preguntó a Mercedes.
-No me parece bien pero es imposible evitar que tu hijo veo algo en la tele. Fuiste tú quien le puso el nombre de Niño Catódico por sus poderes. Pero nos estamos desviando de la cuestión. Han cerrado la biblioteca. Eso no se puede consentir. Niños no os quitéis los zapatos, vamos a volver a salir.
Los ojos de Mercedes brillaron de manera especial. Era un brillo nuevo al que Fede no acababa de acostumbrarse. Eran los ojos brillantes de una lideresa implacable.
-Peluche -dijo Mercedes-, te vienes con nosotros.
-Pero, ¿adónde vais? -preguntó Fede.
-Vamos a abrir la biblioteca -respondió Mercedes-. ¿Te vienes?
Continuará...
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