Año 1934-5 ó 6
Primeros de septiembre.
-Madre, necesito que me dé la mejor gallina que haya en el corral.
-¿Qué vas a hacer con ella, hijo?
-Es para aprobar el francés. Si no es regalándole a la profesora una gallina, no lo apruebo ni el día del Juicio Final.
-Tú sabrás, hijo, pero yo creía que se aprobaba estudiando. ¡Qué cosas aprende una, Señor!
-Si yo estudio, madre, pero es que el franchute no se me da. Eso no se puede estudiar así, uno solo, como estudio yo.
-Y ¿qué hace tu tío que no te lo enseña?
-Él no sabe francés; el pobre hace por mí lo que puede. Y hasta aquí hemos llegao.
-Bueno, si tú y tu tío pensáis que hay que hacerlo así…Pero ¿no se ofenderá esa señora de que le llegues con una gallina y sin saber na de eso como se llame?
-Se llama francés y no se va a ofender porque me han dicho que la pobre pasa hambre. Que el sueldo no le da pa na.
-¡Toma! Y ¿tú quieres estudiar pa luego morirte de hambre?
-No. Yo quiero estudiar pa no eslomarme trabajando en el campo.
-Bueno, pues mañana te doy la gallina y que Dios te ampare.
-Gracias, madre, sabía que podía contar con usté.
-Ya. Pero de esto a tu padre, ni una palabra. ¿Estamos?
-Pues claro que estamos.
Al día siguiente, el buen mozo salió tempranico en el coche de línea con su mejor camisa, sus mejores alpargates y la mejor gallina del corral de su madre bajo el brazo.
En el autobús de la tarde volvió con su mejor camisa un poco sudada, sus mejores alpargates un poco más usados y el aprobado de francés bajo el brazo.
Llegó a ser maestro en la época en que se decía pasar más hambre que un maestro de escuela pero allí estaban sus padres para pasarle el jamón y los chorizos, el tocino y las morcillas, los higos secos y todo lo que hiciera falta para que el hijo señorito y las nietas no pasaran hambre.
Mª A. M. P.
2 comentarios:
Me acabo de quedar de pasta de boniato. Esta historia me es muy familiar...
la escena me ha recordado a alguna película de aquella época y me ha venido la sonrisa tonta a la cara...
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