Cada miércoles un cuento en El Estafador

viernes, 5 de marzo de 2010

Juan pregunta.

7 comentarios:

Madre superada por las circunstancias dijo...

¿qué hace este niño ya a la altura de Pitágoras dudando de que la Tierra sea plana? Que tenga cuidado porque dice una leyenda que Pitágoras oía voces sobrenaturales que le dictaban sus teorías.

Miguel dijo...

Sí, Juan, termina antes de lo que piensas. Al principio parece que la recorres lentamente, pero eso cambia con el tiempo y cada vez la velocidad que alcanzas es mayor, hasta que te ves desbocado, inmerso en una carrera desenfrenada, y... se acabó. ¡Qué chungo! Es viernes...

MissManjolita dijo...

pues no juan! nunca se acaba, ahi vas tu esprando q termine ya pa llegar a casa y por mucho q andes parece q no termina nunca... aayyyyy
pero tb hay otras muy cortitas no te preocupes

Miguel-On dijo...

Hombre ama de casa, ¿ya le has puesto Matrix a los crios?

Si Juan, las carreteras terminan, siempre llegas a un cartel de carretera cortada, si lo pasas y sigues conduciendo pronto llegarás a un desierto vacío, pero eso pienso que ya lo has imaginado...

Blanca dijo...

Sí, Juan, pero solo cuando tienes muchas muchas ganas de hacer pis, cuando sabes que al final del camino está la playa o cuando papá te contesta que "ya queda pooooooco". En esos casos, lamentablemente, la carretera es interminable.

dijo...

Qué caña este Juan, je, je.

Pilar / todomundopeques dijo...

Pues yo soy de las que cree, Juan, que la carretera no termina nunca pero eso es bueno porque nos hemos convencido de que sirven para ir a sitios mejores y eso... mola ¿no? Los adultos nos quejamos de las carreteras, de los baches, de los atascos y ¿qué sería de nosotros sin todo eso? Son pequeñas pruebas que hay que superar para llegar a sitios mejores. La carretera es como un videojuego en el que mola ir tranquilo para ir superando las pruebas y conseguir pasar las pantallas, siempre, ya sabes, para llegar a algo mejor. Los adultos es que somos muy optimistas y a vosotros os decimos que sois muy inocentes... somos unos cínicos, Juan. Lo siento. Pilar.