Cada miércoles un cuento en El Estafador

martes, 29 de junio de 2010

No tan guay



Últimamente tengo la sensación de que este blog va camino de convertirse en una especie de oso amoroso. Vale, es un blog de entretenimiento destinado a que yo domine el mundo, ay, perdón, que me lío, decía que es un blog de entretenimiento dirigido a hacer feliz a la gente pero eso es una cosa y otra es ir todo el tiempo de guay. No puede ser. Escritor de éxito. Padre cariñoso. Pareja son igual. Hombre comprometido. Feminista militante. Ingenioso a más no poder. ¡Pura fachada! Hay que hacer algo para remediarlo. Fuera caretas.

He estado pensando al respecto. Qué contar de mí para quedar mal pero sin desvelar ningún aspecto demasiado turbio de mi personalidad. Estaba claro: mis insoportables momentos de copiloto.

Creo, francamente, que lo que tiene que soportar Mercedes mientras conduce conmigo al lado, no tiene nombre. Pítale a ese imbécil; ¿Por qué vas tan despacio?; ¿Por qué vas tan rápido?; ¡Cuidado con la acera!; No tomes así las curvas, ¿es que quieres que me maree?; ¿Por qué coges así el volante?; ¡Adelanta a ese capullo!; ¿Cómo dejas que te haga eso?; Pasa de ese policía y sigue recto; Sube el climatizador, ¡me estoy helando!; ¿De verdad tenemos que ir todo el tiempo escuchando a Lori Meyers?; Has pisado la línea continua; Te he dicho mil veces que por aquí se tarda más...

No es que Mercedes conduzca mal, es que se me activa un gen de hombre que me lleva a despotricar todo el tiempo. Mira que soy consciente de que está mal pero no puedo eviatarlo. De verdad que no.

Y ahora el buen rollo. Una palabra como "guay" se merecía una canción de La casa azul:




PD: Me he acordado del epígrafe de "El perseguidor" (Cortázar). Es un verso de Dylan Thomas: O make me a mask.

PDII: De haber tenido valor, hubiera optado por contar que alguna vez he fumado en presencia de mis hijos. Eso me hubiera convertido directamente en un monstruo. Me ha faltado coraje.

8 comentarios:

LA TETA REINA dijo...

Pobre Mercedes!!!, lo que tiene que aguantar..., aunque yo también soy una plasta de copiloto pero lo mio es mas...
Mira pa'lante, están frenando, para!, no ves que no ha arrancado el de delante', mira pa'lante, deja los botoncitos que estan frenando, tenemos que oir todo el tiempo el carrusel deportivo?...

Pepitilla dijo...

usted perdone, pero el cronolánea es de lo mejorcito que hay para conducir... ea!

owachy dijo...

Jajaja... Tranquilo hermano, que si la gente es sincera reconocerá que tiene también su lado oscuro...

Yo soy un poliedro, de lados brillates como el sol y oscuros como el más opaco de los abismos.

Mª Antonia dijo...

¡Hombre a fin de cuentas! Si es lo que yo digo. Mucho bla,bla,bla sobre la igualdad de género, los derechos de la mujer sobretodo a realizarse trabajando y ..(mejor lo dejo) pero se rasca un pelín y sale el ancestral que lleváis dentro.

elhombreamadecasa dijo...

Teta reina, ah, Carrusel deportivo. Hacía ya tiempo que no lo escuchaba, no soportaba al comentarista que tienen que cada año canta el Cara al sol en el Valle de los caídos ni los anuncios de apuestas. Pero echar a Paco Gonzáles es imperdonable.

Pepi, Cronolánea mola. De hecho lo tenemos dos veces. Yo me lo compré en su momento y Mercedes se hizo hace poco con las "obras completas" que bendía la Fnac. Pero, como diría Darío, "siempre ese, siempre ese" cansa.

Owachy, tener lados oscuros está bien, suena a Star Wars.

Mª Antonia, en cuestión de coches conmigo ni siquiera tienes que rascar. Tendrías que verme insultando a los otros conductores. Me pongo delante del volante y el cromosoma Y se activa a tope.

Lulu dijo...

Sabia yooooo..... todos iguales, por lo menos tu eres consciente de ello, mi medio limón me hace lo mismo pero no entiende porqué me pone de los "nervios-nerviosos".

MissManjolita dijo...

yo por eso voy siempre de copi, pa no escuchar a nadie diciendome lo q tengo q hacerjajaj (entre otras cosas)

elhombreamadecasa dijo...

Lulu, es lo que tiene ser hombre, algunas cosas no te las puedes sacudir.

MissManjolita, yo he optado por conducir siempre, con la rabia que me da, con tal de no oírme despotricar todo el rato.