No es que Juan siempre quiera estar conmigo. De hecho, hay veces en las que está deseando perderme de vista. Este fin de semana, por ejemplo, se lo ha pasado de muerte de acampada con su tita L. y una muchachada de su edad. Pero cuando está en casa, le gusta que esté con él.
El otro día, estaba jugando en su habitación y me senté a su lado a tocar unos acordes con Bernadette, mi guitarra acústica. Primero me dijo que la canción no me salía muy bien. Después me pidió que no tocará más esa nota, el La Menor, que era muy triste. Al final me suplicó que me fuera a ensayar lejos.
También he conseguido cosas con Mercedes. Este mediodía me ha dicho que debería dejar de tocar por la noche. Pero no me lo ha dicho en manchego sino usando una asertividad hasta ahora desconocida.
Que Mercedes me diga algo de esa forma me ha puesto en guardia. He estado investigando y fuentes bien informadadas la señalan como la promotora de una recogida de firmas que están haciendo los vecinos de la calle para exigirme que me vaya a practicar a Guadalupe, el pueblo de al lado.
PD: Una de las canciones que estoy perpretando últimamente:
Tulsa son una banda liderada por Miren Iza y es curioso porque una de las primeras visitas que este blog recibió del extranjero fue de Tulsa, la ciudad estadounidense.
PD a la PD: El geolocalizador del contador de visitas tiene mucho vicio. Estuve a punto de tener que ir a terapia para desengancharme.
4 comentarios:
Jejejee. Los peques sorprenden cada día con su comunicación. Vaya que la emplean muy bien porque entendiste perfectamente lo que te quisieron decir, jijiji.
Los contadores son adictivos, sobretodo si te visitan desde lugares que jamás pensaste quelo harían.
Si la guitarra, o sea Bernadette, es acústica no hay mucha solución, por presión familiar vas a tener que emigrar en los momentos de ensayo y creatividad. Si Bernadette es electro-acústica solucionas los problemas auditivos de tu entorno con un pequeño ampli y unos cascos, tu no dejas de crear y disfrutar con tu música y ellos recuperan su capacidad auditiva o incluso el placer del silencio... no sé, es sólo una idea... que me surge ahora que el peque anda hablando a grito pelado por su teléfono imaginario mientras recorre el salón con la mano en la oreja... en fin...
Lo de Juan es normal. Los niños necesitan saber que sus papás están con ellos o por lo menos, dispuestos a estar. Siempre recordarán con ternura aquellos momentos que el papá les dedicó un día. Digo el papá porque, como sabes yo hablo de otros tiempos en los que los papás no eran amas de casa ni cosa parecida, y aunque las mamás trabajáramos fuera,eramos a las que siempre se encontraba. Yo, a pesar de los muchísimos años pasados recuerdo con nostalgia esa vez, o dos en que mi padre me atendió de una forma especial.
Por contra, también se recuerdan todas esas veces que te han alejado porque molestabas, por ejemplo.
¡Hombre! lo de la petición de que dejes de ensayar.... da qué pensar. Lo siento por ti.
Mayo, yo me sorprendo de los sitios desde los que entran a mi blog, hay países completamente insospechados.
Pilar, no hay remedio, es acústica sin más. ¿Qué tendrá el teléfono que gusta tanto a los niños?
Mª Antonia, los comienzos son duros pero cuando llegue a ser un virtuoso estoy seguro de que me pedirán que les regale los oídos con mis dulces melodías.
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