Cada miércoles un cuento en El Estafador

lunes, 24 de mayo de 2010

Interferencias artísticas (Bernadette Strikes Back)

Anteriormente. Escribí una entrada del bestiario dedicada a la cigarra y la hormiga. Hice caso a los comentarios y me compré una guitarra. Le puse nombre.


*  *  *

Anteriormente también pero algo después, es decir, menos anteriormente. Cuando a alguien le diagnostican una enfermedad, no debería consultarla en internet. Lo más probable es que se tope con cantidades ingentes de información, no siempre precisa. Y el exceso lleva al colapso. Y colapsado, o no se actúa o se actúa mal.

Salvando las distancias, fue lo que me ocurrió con la guitarra. En vez de ceñirme a un manual concreto, me metí en internet y pasé días saltando de blog en blog, de página de tablaturas en página de tabalaturas, de vídeo en vídeo, hasta que me bloqueé y dejé a Bernadette olvidada en su funda.

*  *  *

Ahora. Los libros de texto de Educación social (que aunque no lo parezca, es una diplomatura) son un churro. Se abusa del Ctrl+C Ctrl+V hasta el aburrimiento, se traslada lo escolar a la educación de calle como su fuera lo mismo y, lo que es peor, están escritos por profesores de universidad que hace años que no están con la gente sobre la que escriben. Cada vez que leo alguno, acabo cabreado como un mono porque una cosa es mantener un discurso guay y otra poder ponerlo en práctica. No tienen ni idea de lo que hay ahí afuera.

Se repite mucho eso de la relación horizontal entre el educador y el educando y que el primero también debe estar dispuesto a aprender del segundo. Y mira por dónde, a veces pasa.

Uno de los chavales de mi trabajo nuevo es todo un Guitar Hero. Todavía no toca muy bien la guitarra pero tiene toda la actitud y el convencimiento. En una sesión sobre pensamiento positivo, dijo que él quería ser profesional de la música. No quería volver a casa de su trabajo, encontrarse con su mujer y sus hijos y después meterse en una habitación insonorizada llena de instrumentos a ensayar un rato. No. Nada de eso. Él quiere ser un músico que viva de la música. Intenté bajarle un poco al suelo. Le dije que tampoco sería mala opción conformarse con ser feliz haciendo música mientras se gana un sueldo por otro lado. Eso no es un pensamiento positivo, me espetó. Y tenía razón.

El chaval habla sin cesar de su guitarra y de sus sueños. Y yo me he dicho, aprende de él, venga, vuelve a intentarlo, desenfunda a Bernadette.

Lo hice hace un par de semanas. Pero esta vez no cometeré el mismo error. Estoy siguiendo disciplinadamente un manual que me compré el verano anterior en Gijón (ah, Gijón). Paso por paso.

Pensaba que la guitarra me quitaría tiempo para escribir. Aunque más bien es como si todo le quitara tiempo a todo. Lo que ha pasado es que tengo dedos de señorito y de pisar las cuerdas tengo las yemas de los dedos de la mano izquierda casi en carne viva. Me duelen tanto que no puedo ni teclear. Este post lo he tenido que escribir solo con la mano derecha y he tardado un montón en hacerlo.

(Mercedes, que lo que dije el otro día de formar un grupo e irme por ahí de gira, era broma. Solo quiero aprender a tocar por gusto. Con llegar a hacer bien la cejilla me conformo.)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Te encuentras preparado ya para el Día de la Música Heineken (www.diadelamusica.com), festival organizado por Heineken y Radio 3 que tendrá lugar en Madrid los días 20 y 21 de junio?
Es por hacerte un hueco.
¡Venga, que queda poco!

eduardoritos dijo...

Yo ya me quité de ser un profesional de la música. Ahora me gano el sueldo, y toco por gusto.

Lo mejor para que se te quiten las ganas de ser músico profesional es.... serlo.

Pero no te desanimes, lo bueno de esto es que tienes toda una vida para aprender cosas infinítamente.
ES FRUSTRANTE.

elhombreamadecasa dijo...

Anónimo, diría que en estos momentos la única aportación que podría hacer encima de un escenario sería la de hacer el loco como ese que salía con los Happy Mondays.

Eduardoritos, lo de toda una vida para aprender es muy cierto. Se hace algo raro empezar a aprender una cosa a las 35 años pero está bien. Respecto a lo de las dificultades para ser músico profesional, creo que son de las que se deben aprender de primera mano así que, de momento, habrá que animar al muchacho en su empeño.