Cada miércoles un cuento en El Estafador

domingo, 20 de diciembre de 2009

Experiencias mediáticas (I)

Una. El jueves volví a la radio, esta vez invitado por Jacinto Nicolás. Llegué a las nueve y cuarto de la noche, puntual como un reloj suizo. La puerta estaba cerrada. Llamé al timbre de la entrada y alguien abrió sin preguntar quién era. El hall estaba desierto y en penumbra. Estuve un rato esperando a que apareciera alguna persona pero nada. Por un momento me dejé llevar y pensé que todo aquello empezaba a parecer una película de misterio. Decidí avanzar. El pasillo se alargaba sin que nadie apareciera. Por fin vi a alguien. Pero era un periodista en antena y un técnico trabajando. No les podía preguntar nada. Avancé un poco más y llegué a la redacción. Había luz y gente con la que poder hablar. La peli de misterio había resultado ser muy corta.

Pregunté por Jacinto Nicolás y en un visto y no visto me habían metido al estudio. Estábamos en el aire y yo con unas ganas locas de toser. Si llegan a poner los anuncios un segundo más tarde me hubiera dado un ataque de tos en directo. La entrevista estuvo muy bien. Pasamos un buen rato comentando los cuentos. Una cosa curiosa: el periodista conocía a una vecina mía que cito en uno de los cuentos. Qué cosas.

El ambiente de un estudio de radio por la noche es increíble. Siento mucha cercanía y atracción por ese paisaje. Por un lado porque soy un oyente asiduo de radio. Por otro, porque me recuerda a mi hermana, periodista de radio aunque ahora esté en la tele, y a mi padre. Hace muchísimos años, mi padre... [Interludio: A veces, doy por hecho que Mercedes está con los hijos. A veces, ella, al mismo tiempo, da por hecho que el que está con los hijos soy yo. Entonces pasan cosas. Después de notar que algo raro estaba ocurriendo, he corrido a la cocina. Darío estaba de pie encima de la mesa. Juan, después de limpiar los cristales con agua y lavavajillas, iba a limpiar la mesa con la fregona. De hecho, lo ha hecho, valga la redundancia. Supongo que lo que cuenta es la intención.] Decía que mi padre tuvo un programa de radio hace un montón de años. No recuerdo cómo se llamaba ni la emisora que era. De lo que sí me acuerdo es de que al final siempre hacían que a él le pasaba alguna desgracia al ir a dejar el estudio. Después, durante algunos veranos, colaboró con una emisora del pueblo en el que veraneábamos con un programa de música negra. De noche, jugábamos a las cartas con mi tío mientras escuchábamos la música de Stax, Atlantic o Motown que mi padre pinchaba. Todavía tengo algunos de los discos que usaba.



Dos. El viernes por la mañana fui a la tele. Para llegar al estudio usé el típico truco de apagar el GPS y dejarme llevar por la fuerza. Bueno, vale, no hice eso. No tengo GPS, así que no lo puedo apagar. Lo que sí hice fue dejarme llevar por la fuerza. Y llegué por un camino que improvisé, olvidando los consejos que me había dado el Google Maps.

Y sigo mañana (no os perdáis el momento de terror al descubrir que llevaba el mismo jersey que el presentador o cómo conseguí no salir huyendo del plató víctima de un ataque de pánico).

2 comentarios:

Chelo dijo...

¿el mismo jersey que el presentador? eso es una pre-monición (además de casualidad)... vuelvo mañana que me has dejado con la mosca...

Anónimo dijo...

Pero a tí te queda mucho mejor.