Cada miércoles un cuento en El Estafador

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Lo nunca visto (en palabras de mi dentista)

Joder, esto no me había pasado en la vida. Rápido, pásame el superdesintegrador omega.

ORC El devastador (a la sazón, mi dentista) después de más de una hora de trajín en mi muela.


La última visita al dentista terminó sorprendentemente bien. Tenía que mascar chicle para que se me fuera soltando la corona de cerámica del implante. Así sería más fácil quitarla hoy. Me las prometía felices pero no duró mucho. A los dos o tres días me dolían tanto las encías que no podía masticar, ni chicle ni nada.

La visita de esta tarde iba a ser rápida. Un tirón, fuera la corona, una vueltecita al tornillo, que se quedara ajustado, poner la corona de nuevo y a casa.

Al decir mi nombre, la ¿enfermera? ha añadido que tenía nombre de escritor. Entonces me he puesto vacilón. No solo el nombre, le he dicho y le he soltado mi currículum literario. Luego le he hablado de la fatalidad y he sostenido que llamándome como me llamo no me quedaba más remedio que escribir. (Un tema interesante, quizás vuelva sobre él algún día.)

Me he sentado en la silla esa espacial de los dentistas y he abierto la boca diligentemente. El plan A era arrancar la corona, ya lo he dicho. No ha sido como en esas dibujos en que se ata la muela mala al pomo de la puerta y se cierra de golpe para arrancarla pero casi. ORC ha cogido un trozo de hilo dental, ha envuelto con él la muela y ha dado varios tirones. Pero aquello no salía. Pasemos al plan B, ha dicho.

El plan B era hacer un pequeño taladro para acceder al tornillo y poder ajustarlo. Luego taparía el agujerito y listo. Así hemos estado más de media hora, al cabo de la cual ha dicho que estaba intentado una solución atraumática pero que no parecía que fuera a salir. Cuando uno escucha eso, se echa a temblar porque si a la palabra "atraumática" le quitas la "a" te queda una solución traumática y después de tres cuartos de hora ahí sentado, con tres dosis de anestesia que hacían el efecto justo, lo que menos te apetece es una solución traumática. Las cosas como son.

Voy a partirla, ha declarado ORC. He supuesto que se refería a la muela. De verdad que algo así no me ha pasado en la vida, ha dicho varias veces. Así soy yo, le he respondido, un ser único.

Al cabo de otro rato eterno de contener el llanto (yo), contener maldiciones (él) y retorcerme disimuladamante de dolor (otra vez yo) ha conseguido quitarme la dichosa muela. Con lo fácil que iba a ser. No lo he pasado peor en mi vida, en lo que se refiera a visitas al dentista.

Cuando me marchaba con cita para la semana que viene (¡yupi!) me ha dado su teléfono móvil. Me quedo más tranquilo si me puedes llamar si te notas algo raro. ¿Algo raro? ¿A qué se refiere exactamente con "raro"? ¿Será que ha pasado algo más ahí dentro y no me lo ha querido contar? ¿Se convertirá el hueco que ha dejado la corona de cerámica en una puerta a la Zona Negativa que me irá absorbiendo poco a poco hasta hacerme desaparecer? ¿De verdad tiene ORC una solución para esto último?

PD: ¿Habéis probado alguna vez a fumar con la boca dormida? Es divertidísimo. Casi más que intentar enjuagarte, menuda he liado en la consulta.

6 comentarios:

Grinza dijo...

Tengo una dilatada experiencia en cuanto a dentistas se refiere y la verdad, es que ya entro como si estuviera en mi casa.

Yo llevo 5 piezas que son mías porque las he pagado (y a precio de caviar beluga!)

Siempre me ha inquietado que quepa todo ese instrumental en el huequecito de una muela y la "leyenda urbana" de que instalan transmisores en esos huecos siempre me ha dado escalofríos.

Casualmente, todos los dentistas por los que ha pasado mi dentadura, llevaban gafas con lo que podía seguir perfectamente todas las maniobras que practicaban en mi valiosa boquita...

La verdad es que hay que tener estómago para mirar pero visto de otro modo, ya casi puedo quitarme las caries yo solita!

lobo dijo...

Jejeje. Lo de fumar y beber es lo mejor de las visitas al dentista (por lo menos te ries tu con el resto). El problema de beber es "contener" el líquido dentro de la boca y el de fumar recordar en qué parte de la boca has dejado el cigarro jajajaja. Para el que aún no lo haya experimentado, le aconsejo nunca, pero nunca nunca dejar el cigarro en la boca durante más del tiempo necesário para darle una calada. Se corre un serio riesgo de que la colilla termine en el bolsillo de la camisa.

Un saludo y feliz post-operatorio.

i.sana dijo...

Desconocía la leyenda urbana de los transmisores en los implantes. Yo tengo cuatro. Ahora lo entiendo todo.
Que no sea nada (más)

Por cierto, ¿mañana es el último día del PLR?

Anónimo dijo...

Y si te anestesian el labio superior intenta decirle al taxista "pare en ese portal, por favor"...Tía M.

Mª Antonia dijo...

¡Qué terrible experiencia!
Yo sé lo que es bebes con la boca dormida, lo otro no porque no fumo.
Pero te digo una cosa: tu problemita me ha servido para confirmarme en mi idea de que no quiero implantes. He de hacerme unos arreglillos y ando luchando con dos otres personas que insisten en que me deje perforar y atornillar para terminar con boca de robot, com dice mi nieto, y con los dentistas que uno tras otro se niega a ponerme dentadura de la de toda la vida.

elhombreamadecasa dijo...

Grinza, mi dentista tiene un monitor en lo alto del techo para que lo mires mientra te toquetea la boca. Pero desde hace varios años tiene puesta siempre la misma presentación en power point de un tipo al que las tetraciclinas le hicieron polvo los dientes y él se los apañó con carillas de porcelana. Creo que preferiría que llevara gafas y ver lo que hace en el reflejo.

Lobo, yo no era capaz ni se aspirar para dar una calada. Y en casa me quise tomar un refresco en bote y no veas qué desastre.

I.sana, llego un poco tarde en la respuesta pero sí, el viernes fue el último día.

Tía M., los bellacos de la clínica dental lo saben y no paran de hacerte preguntas para que balbucees como un tonto.

Mª Antonia, no me tomes como ejemplo para decidir nada que tenga que ver con dentistas. Lo mío es algo así como una fatalidad cósmica que hace que todo lo que tenga que ver con mis dientes se estropee.