Cada miércoles un cuento en El Estafador

lunes, 18 de mayo de 2009

Bestiario del hombre ama de casa: El gato



Al poco de acabar la carrera de Veterinaria, elhombreamadecasa trabajó en una clínica de A., cerca de Murcia. Allí era el chico para todo o, como le dijo una vez un cliente, el obrero de I. (que así se llamaba la dueña de la clínica). Atendía la consulta, ponía vacunas, vendía piensos y collares y le cortaba el pelo a los perros. Esto último no entraba en el temario de la carrera, ni siquiera como créditos de libre configuración. Mira que para esto soy muy torpe, le advirtió elhombreamadecasa a I. No importa, te apañas como puedas, dijo ella.

La primera en la frente. La señora dejó a su perro para que le cortaran el pelo y quedó en recogerlo por la tarde, por suerte. Lo primero que pasó cuando elhombreamadecasa metió la tijera fue que le dio un buen corte en la oreja. Aquello no paraba de sangrar. Había un producto muy socorrido que, supuestamente, cortaba las hemorragias. Elhombreamadecasa gastó varios frascos sin resultado alguno. Al final, a fuerza de vendajes compresivos y litros de aquel producto, la hemorragia cesó y por la tarde, cuando vino la dueña a por su perrito, el corte apenas se veía.

Rara era la semana en la que no traían varios perros para cortarles el pelo y más rara aún la semana en la que I. no recibía dos o tres llamadas de queja de dueñas indignadas por el estropicio que su obrero le había hecho a sus queridos perritos. Soy veterinario, no peluquero, se defendía elhombreamadecasa.

Y cuando parecía que la cosa no podía empeorar, llegó una señora con su gato. Vengo a que le cortes el pelo. Elhombreamadecasa no dijo nada pero en cuando la señora salió de la clínica, llamó a I. ¡Me han traído un gato par que le corte el pelo! gritó por teléfono. ¿Y? respondió ella desde el otro lado de la línea telefónica. ¿Cómo que y? ¡SOY ALÉRGICO AL PELO DE LOS GATOS!

La dueña se mostró comprensiva pero contundente. Sentía mucho el problema de elhombreamadecasa pero había que cortarle el pelo al gato sí o sí.

Elhombreamadecasa llevó al gato al sótano de la clínica, donde estaba la peluquería. Le administró un calmante al gato y un buen chute de antihistamínicos a sí mismo, llevando cuidado de usar jeringas distintas. Cuando los dos estuvieron relajados, elhombreamadecasa se puso una mascarilla, guantes de látex y una bata de cuerpo entero. Mientras buscaba la cuchilla del tres, suspiró y pensó: Y para esto saqué matrícula de honor en Patología Médica y de la Nutrición.
Próxima entrega: El tiburón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso te pasa por no ponerle las cosas claras a la jefa, que no todos los veterinarios pelan perros o gatos pero es que tampoco tienen alergia. Que lo tuyo ya fue mala suerte.
Por cierto, ¿quién acabó con quién?¿El gato o el veterinario?
PD: Menudo par de veterinarios se ha perdido la profesión, es una pena. Confiemos en que alguno de los hijos que cuidas, continúe con la tradición familiar. ¿O no? Que hagan lo que les realice, ¿ser multimillonarios o futbolistas o algo así? Vale, eso nos realizaría a cualquiera, hasta a los veterinarios que no pelamos gatos.

elhombreamadecasa dijo...

La que puso las cosas claras fue mi jefa, que para eso lo era.

Digamos que las cosas entre el gato y yo quedaron empate. Él salió pelado como una rata y yo con más estornudos de los habituales.

Por cierto, mi suegra no perdona que nos hayamos dejado la profesión y vaticina que alguna de nuestros hijos será veterinario. Yo con tal de que sean felices (léase ricos) me da igual lo que hagan.