Cada miércoles un cuento en El Estafador

domingo, 18 de diciembre de 2011

El cuento supremo (como poco)

El jueves y el viernes pasado estuve en un cole público de Alcantarilla haciendo varios cuentacuentos y talleres de cuentos. Sí, en Murcia hay un pueblo que se llama Alcantarilla pero esa es otra historia. Con Infantil y el primer ciclo de Primaria hice cuentacuentos y con el segundo y tercer ciclo de Primaria hice los talleres.


Los talleres consistían en la creación de un cuento entre toda la clase. Lo hice mezclando la idea del binomio fantástico de Rodari y el cadáver exquisito de los superrealistas. Antes de explicar nada, le pedía a la muchachada que cada cual pensara una palabra. Luego las copiaba todas en la pizarra, la seño decía un número entre 3 y 5 y esa era la cantidad de palabras que elegíamos de la pizarra. Las palabras elegidas tenían que salir en el cuento. Para organizar las intervenciones, usé un ovillo de lana. Empezaba un niño o niña sujetando el ovillo, contaba su parte y después le lanzaba el ovillo a quien quisiera, sin soltar el hilo de lana. De esa forma, se iba formando una red de lana entre la clase. Lo del ovillo no es del todo necesario pero introduce un elemento divertido y crea una imagen de la narración, un efecto material de la ficción y bla-bla-bla.


El cuento que crearon los chicos y chicas de la clase de 4º de Primaria del cole Campoamor de Alcantarilla fue espectacular. Diría que el mejor cuento que ha salido en todas las veces que he hecho este taller. Voy a intentar transcribirlo respetando un poco el estilo de narración de la muchachada. Las palabras eran: hámster, castillo, zombi y nazi.


Érase una vez un zombi que paseaba tranquilamente por unas dulces praderas que rodeaban un castillo. Las praderas eran dulces porque estaban llenas de chuches, al igual que el castillo, que estaba construido con nubes, regaliz, gominolas, piruletas y cosas así. El zombi estaba muy feliz porque era un zombi chuchívoro. Todos los zombis se alimentan de cerebros humanos pero a este le gustaba comer solo chuches. Es que cuando su madre, que también era una zombi, estaba embarazada de él, fue un día a comprar chuches a una tienda. Una de las que compró se le cayó al suelo y al cogerla, se la comió sin querer. La chuche se quedó dentro de su estómago y se fue pudriendo al lado del feto zombi. Y por eso este zombi solo quiere comer chuches.


Entonces empezó a comerse el castillo. El castillo era de un hámster nazi. El hámster era un matón desde que nació. Un día se cansó de estar con su madre y sus hermanos y se fue por ahí a ver mundo. Conoció a una banda de hámsters nazis y se unió a ella. Se pasaban un montón con toda la gente y no paraban de hacer cosas malas. Pero un día, unos chicos más malos que ellos mataron a toda la banda menos al hámster nazi. Entonces, el hámster decidió elaborar un plan maligno. Robaría todas las chuches del mudo, con ellas construiría un castillo y llenaría todas las praderas de alrededor. Cuando lo tuviera todo listo, llamaría a los niños de ese país para que se las comieran y se les pusieran los dientes negros y llenos de caries. 


Cuando el hámster nazi vio que el zombi se estaba comiendo su castillo, se enfadó mucho. Cogió un rifle y le disparó, pero como era un rifle tamaño hámster con balas minúsculas, no le hacían nada. El zombi agarró al hámster y le soltó un bocado. El hámster se convirtió en zombi. Ahora era un hámster nazi zombi. Los dos se unieron para llevar a cabo el plan maligno de las chuches.


Pensaron que podían fabricar una maquichuche que repartiera gratis chuches para que todos los niños comieran sin parar hasta que se llenaran de caries. Pero resulta que una célula de la maquichuche estaba mal y explotó. La explosión mató al hámster nazi zombi y al zombi chuchívoro. Pero también llamó la atención de todos los niños del país que se acercaron a ver lo que pasaba. Entonces, descubrieron las praderas llenas de chuches y el castillo construido con chuches. Se pusieron a comer chuches como locos y, al final, a todos se les pusieron los dientes negros y llenos de caries.

3 comentarios:

stico1949 dijo...

Esta claro... lo que ha de pasar, pasara. :)
Que frió hace aquí.

paparracho dijo...

Los niños lo tienen que pasar fenomenal contigo. Qué creatividad chuchil!

Rocío Azul dijo...

Me ha encantado...¡qué caray!