Baño (gélido) de realidad
Estaba comprando en el Mercadona. Era lunes. Me sentía profundamente asqueado de hacer lo mismo una y otra vez. Una y otra vez. En esas andaba, cuando me encontré con una vecina. Yo llevaba el carro más o menos lleno. Sin caprichos extravagantes pero sin faltas notables. Ella llevaba dos o tres cosas en las manos. Nos saludamos. Me quejé de lo aburrido que era hacer la compra todas las semanas. Lo que es aburrido, dijo ella, es no poder comprar lo que necesitas.
5 comentarios:
Glups, vaya...
A veces necesitamos estos baños fríos para que nos coloquen otra vez en nuestro sitio y veamos objetivamente la realidad despojándola de todo deseo, a mi me pasa continuamente en mi condición de parada ... a veces necesito que me den un par de tortas para quitarme las ideas que me corrompen por dentro y no me dejan seguir hacia ningún lado, pero es duro, la rutina es dura sea cual sea y por mucho que la hayamos deseado...
Vaya.
Mi esposoamadecasa también contaba casos parecidos. Llegó a hacer amistades en el Mercadona, incluso entre las cajeras. Hay todo un mundo de hombresamasdecasa ahí fuera. Mis saludos y solidaridad. Tu blog nos trae buenos recuerdos de nuestros comienzos... ¿Conoces la fábula del sabio que comía altramuces?
Yo tengo tres niños en el cole a los que su madre no les puede poner para el recreo más que una zanahoria a cada uno. Ver eso te quita muchas tonterías de la cabeza...
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