Cada miércoles un cuento en El Estafador

martes, 27 de diciembre de 2011

20.000 euros

Me había olvidado de recargar la batería del mp3. Caminaba por Espinardo sin escuchar música y, lo que es peor, oyendo las conversaciones de la gente. Delante mía iban dos hombres. Cincuentaytantos. Hablaban de un tercero que se había ido a vivir a la huerta. Solo. Después de toda una vida viviendo en el centro de Murcia. Murcia no es Madrid pero es una ciudad. Al fin y al cabo. Este tercer hombre estaba desesperado. Simpaticé con él. Yo no vivo solo en mitad de la huerta. Pero antes vivía en pleno centro de Murcia. Y ahora, en Espinardo. Uno de los hombres de cincuentaytantos dijo la siguiente frase: "Si me pasa eso a mí, me la llevo palante". Hablaba de la razón que había arrastrado al tercer hombre a la soledad huertana. Hablaba de una mujer. Si le pasaba eso a él, buscaba a un rumano, aunque le cobrara 20.000 euros, y se la quitaba de en medio. Me tuve que parar. Me volví hacia ellos y les dije brutos, salvajes y no sé cuántas cosas más. Lo curioso es que el otro intentó justificar las palabras del uno. Es que la mujer se ha enamorado de otro y... Les dije que ya había escuchado mucho más de lo que quería y aceleré el paso. Déjalo, déjalo, dijo el uno. Como si el bicho raro o el loco fuera yo. Alguna gente sigue viviendo en las cavernas. En pleno siglo XXI.

3 comentarios:

Elvira dijo...

Tristeza porque siga habiendo hombres así.Y no digo más...

mamanatas dijo...

Vale, reconozco que soy de discutir al volante... pero a mí me ha llegado a decir un simpático taxista: "no me extraña que luego os maten". No sé por qué, empecé a tratarle de usted y le dije (gritando): "así se está calificando usted mismo". No daba crédito a su comentario por mucho que yo tuviera (o no) razón sobre el motivo de la discusión... Ojiplática me quedé!

Anónimo dijo...

A mi marido, en una ocasión, le tocó (por extrañas y retorcidas circunstancias del destino) escuchar a un hombre, condenado por violencia machista, borracho y totalmente desquiciado, que le decía lo siguiente: "mira, ahora tengo que pasarle una pensión a ella y a la niña durante 20 años, pero si me la cargo voy a chirona unos añitos (5 como mucho porque estaba borracho, y con buena conducta igual menos) y me libro para siempre de las dos".
La misión de mi pobre marido era calmarle y detenerle para que no lo hiciera, pero así está el percal.
Verdaderamente hay para asustarse.