Cada miércoles un cuento en El Estafador

martes, 14 de septiembre de 2010

La cola del pescado



Celia me envió un correo para que le echara un ojo a una entrada del blog "31 días de agosto en Barcelona". La idea de este blog, por cierto, es buena: un blog con fecha de caducidad en la que cada día contaba cómo le había ido por la ciudad condal. La entrada del día 2 se titulaba "En el supermercado". Por supuesto, era Mercadona. Celia señalaba la siguiente teoría como muy interesante:

Nada más llegar he visto las cajas despejadas y a las cajeras hasta con cara de aburridas… No había cola del pescado. Normalmente la cola del pescado sigue esta ecuación: el tiempo de espera es igual al tiempo que necesita uno para hacer la compra semanal. Esto es: uno pilla el ticket y se larga a hacer la recolección y vuelve justo a tiempo para ser atendido. Comprobado.

No puedo corroborar este teoría aunque suena a cierta. Es que yo voy siempre a comprar a primera hora y no suele haber mucha gente. Este sábado me acerqué por allí a echar un vistazo. Y, sí, se veía mucha gente. Hice un rápido cálculo mental y la teoría de la cola del pescado se me antojo acertada.

En "En el supermercado" se decía otra cosa que suscribo al cien por cien:

Y entre todos los supermercados hay un destino mítico: el Mercadona. Oh, ese lugar en donde uno es capaz de encontrarse a la vecina, al camero y hasta a un director general. Creánme, es la nueva ágora pública.

Suscribo las dos cosas: Mercadona como destino mítico y como nueva ágora pública.


PD: Sistema métrico peculiar. Antes de irnos de vacaciones, Juan cabía en las cestas de Mercadona. Al volver, no. Y lo más importante: ¡Darío ha alcanzado la altura mínima obligatoria para poder quedarse una hora en la ludoteca de Ikea!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hola! estuve leyendo la página y la viñeta del final me ha dejado a cuadros y es que para nada estoy de acuerdo en que las tareas domésticas me tranquilizan, me aburren soberanamente, es un hacer para deshacer... Lo único algo creativo es la cocina y en media hora no queda nada de la obra de arte.
¿Será que ya estoy de vuelta de ese camino?... No quiero romperte la ilusión, efectivamente mientras planchas y tiendes la ropa puedes dejar libre la imaginación...
Ah! cuando no te quede más remedio que "la cola del pescado" quédate en las secciones cercanas donde puedas ver el número, somos muchas las que hacemos lo mismo y los números pasan antes de lo que parece y puedes encontrarte teniendo que coger tiket de nuevo.
Ha sido un placer leerte.

Laube Leal dijo...

Odio hacer cola en el pescado... Y en la charcutería... Y esperar en el médico... Y esperar en la peluquería es el colmo de la desesperación. Ni que regalasen algo!.
Nací sin paciencia o alguien me la robó, como a Sabina su mes de abril. Bueno, no sé si es su mes de abril, pero el mío, sí.
Un besoteeeeeeeeeee

Pilar / MamásFullTime dijo...

En mi caso la felicidad en IKEA no ha sido completa... Ari (el peque) debe ser como Darío y ya puede entrar... pero ahora no quiere porque su hermano ¡ha crecido más de la cuenta! y se pasa de la marca... ¡snif,snif! ¡No puede ser completa la felicidad de la madre trabajadora!
Por lo demás, suscribo todo lo de Mercadona menos lo del pescado que en mi caso me lo han puesto ya en bandejitas cortado y limpio... es que me da un poco de todo eso de ponerme los guantes para sacarle las tripas a lo que era un ser vivo... ¡lo siento, no quería ponerme fundamentalista!... sino más bien escrupulosa... pero se me ha ido de las manos...¡snif, snif! (de nuevo).

CELITA dijo...

Me alegro de que te haya gustado la sugerencia del blog y sus rumbosas teorías sobre el ágora-Mercadona. Cuando lo leí, pensé que estaba escrito para ti ;-)

Acabo de descubrir otro blog que te recomiendo por si todavía no lo conoces, porque es de troncharse: http://comonoserunadramama.blogspot.com/

No veas la ilusión que me ha hecho que me cites...

elhombreamadecasa dijo...

Alondra, puse la viñeta del final porque me hizo gracia. Yo tampoco comparto del todo la idea del ayudante del Dr. Extraño aunque, alguna vez, me he quedado solo en casa y lo he aprovechado para hacer tareas domésticas sin prisas.

Laube, mi paciencia es selectiva. No puedo hacer cola, antes cambió el menú. Para otras cosas, más banales, puedo ser infinitamente paciente.

Pilar, describes un drama. Aprovecharé estos meses de total felicidad dejando a los dos en la ludoteca todas las veces que pueda. Limpiar pescado es asqueroso. O mejillones. Después limpiar un puñado que compré una vez no he podido volver a probarlos.

Celita, acertaste de lleno. Echaré un ojo al blog que dices.