Me he declarado varias veces gonzalista en este blog. Gonzalista de Carlos González, el autor de "Bésame mucho". Son varias mis razones. El libro me lo regaló una amiga a la que quiero mucho. El título es brillante. El cariño es una gran herramienta pedagógica y está bien que así se defienda. Las ideas del libro coinciden con las mías y están respaldadas con todo tipo de datos. Y lo leí en las primeras noches de vida de Juan. Esas noches en las que uno no se atreve a dormir no vaya a ser que pase algo mientras tanto. Ni a apagar la luz, que seguro que viene algún duende maligno a llevarse al bebé en la oscuridad. Con el ojo derecho leía, con el izquierdo vigilaba. O al revés, no me acuerdo.
Seis años después, las cosas como son, mi gonzalismo se ha moderado. Los discrusos maximalistas se llevan mal con la crianza, al menos desde mi punto de vista. En ese sentido, me pareció muy valiente este post. Criar es difícil como pocas cosas y por muchos besos que uno quiera dar, es inevitable que se escape algún que otro grito y que los nervios hagan de las suyas de vez en cuando.
El gran némesis de los gonzalistas es el malvado doctor Estivill. Aquí también son muchas mis razones para compartir animadversión. Educar no es amaestrar. Y aunque el ser humano es un animal fácilmente amaestrable, la responsabilidad del que educa va más allá. El conductistmo podrá ser todo lo eficaz que se quiera pero como método deja mucho que desear. En la obra de referencia, "Duérmete niño" se hacen todo tipo de afirmaciones contundentes sin ningún tipo de referencia bibliográfica. No hay forma de saber qué estudio confirma que los niños saldrán con todo tipo de problemas mentales si duermen con sus padres. Uno tiende a pensar que se están inventando los datos que salen de la nada.
Pero si hay algo que me cabrea especialmente del discurso de "Duérmete niño", y similares, es la idea de que se llega a un punto de no retorno. No metas al niño en tu cama, luego no habrá quién lo saque. Nunca es tarde para cambiar. El potencial humano no se agota nunca. Se puede aprender a dormir solo a los seis años, dejar la droga a los cuarenta, aprender a tocar al saxo a los sesenta, aprender idiomas a los setenta, etcétera.
Sin ir más lejos, hemos estado durmiendo a mano a Caín y Abel hasta hace unas semanas. No negaré que era agotador pero fue nuestra opción. Ahora les leemos un cuento, o dos, y les dejamos solos en la habitación. Ha sido posible. No ha pasado nada y los niños han aceptado el cambio sin mayor resistencia. Doble pedorreta para Estivill.
Acabaré con una anécdota de esas en las que el hombre que se cree más listo que nadie queda apabullado por la mujer discreta. Que sé que estas cosas gustan y yo me debo a mi público. Tenemos una cama nido. Cuando pasamos a Darío a la cama, las poníamos juntas para que no se cayera. Y yo venga a pensar que iba a ser imposible que se durmieran juntos porque al estar pegados estaban todo el tiempo tocándose, empujándose y chinchándose. Durante semanas busqué argumentos para convencerles de que debían quedarse cada uno en su cama y me desesperaba ante lo imposible de mi empeño. Hasta que un día, Mercedes, en vez de poner las camas juntas, las separó. Problema solucionado.
8 comentarios:
Pues estoy de acuerdo contigo y algo parecido quería yo decir...pero joe, lo has expresado de lejos muchisimo mejor que yo.
reverencias, reverencias...
totalmente de acuerdo...
recuerdo cuando mi mayor era un bebé de pocas semanas me lo metía en la cama después de la primera toma de la mañana y nos dormíamos un ratito juntos aprovechando que papá se iba a trabajar... que rico era... pero siempre tenía la mala conciencia de que tenía dejar de hacerlo porque se malacostumbraría... (quién me metió esa idea en la cabeza???)
Doy gracias al dr.estivill, porque leerlo a los seis meses del mayor me hizo redescubrir mi instinto y meter a los niños en mi cama siempre que ellos lo necesitaran
Gracias a ti, hombreamadecasa, por haberlo expresado tan bien, nos has leído la menteeeee
besos
El otro día me crucé en un camping con una embarazada, ella me vió con mis dos fieras y con los amigos y sus respetivas fieras, dedujo que eramos mamás con experiencia y lo único que la quisimos ""aconsejar" fue: "haz lo que te pida el cuerpo en cada momento y no escuches a nadie que no coincida con lo que te dice tu instinto"... ¡la conclusión a la que hemos llegado casi todas después de leernos la biblia en verso en el tema infantil!
PD.- Gracias, pensé que sólo era yo la que perdía los nervios y les plantaba algún grito a mis salvajes caseros.
PD2.- Sí, yo también soy bastante gonzalista, es cierto aunque ya no tenga la fiebre de los primeros días (lo cual nos devuelve a nuestra coyuntura del amor inexistente...todos los caminos van a Roma, amigo)
PD3.- Esa señora es un hacha, si ya los sabes tú. Y que bueno eso de que "te debes a tu público"... je,je,je... ahí has ganado muchos puntos.
Mi hija ha estado durmiendo este pasado invierno entre los dos,muy calentita,pero cuando llego la primavera,reclamo su cuna,que estaba enterrada en la ropa por planchar,yo,como
madre "gonzalista", inicie "investigacion",pensando que a sus dos añitos alguien andaba "estivilizandola".Despues de tres semanas tuve que ceder mi hija(acople la cuna con mi cama) nos abandono,es ahora y llora si los domingos por la mañana intento meterla en la cama para seguir durmiendo,pero lo peor,es que mira el dormitorio vacio...
Yo ya he hablado de esto y de los famosos "acostumbramientos". Tengo muy claro que en el tema del sueño, los pekes son los que menos problemas tienen con el donde y el cuando. Si un niño tiene sueño se duerme y punto, y se va a dormir encima tuyo, en la cama, en la cuna, en la trona mientras come(verídico) y hasta encima del gato. Al menos así es mi hijo, así que cuando alguien me dice que se va a acostumbrar, yo respondo ¿a qué? ¡Porque desde luego tiene donde elegir!
Nosotros pasamos al peke a la cuna, no porque lo pidiera él, sino porque lo pedía nuestro cuerpo. El duerme toda la noche sin despertarse, pero se mueve muchísimo y hace todo tipo de ruidos, lo que provoca que los que están cerca de él no duerman. Así que cada uno en su habitación y tan felices. Eso si, cuando toca noche chunga vuelve a nuestra cama, total nosotros no íbamos a dormir de todas formas y él la pasa más tranquilo.
Pues yo también soy gonzalista pero aún sin moderar, y eso que mi hija tiene 3 años y sigo haciéndole compañía hasta que se duerme, y sigue durmiendo en mi cama si está malita, por atenderla mejor, por comodidad mía (me levanto a las 6 y no puedo pasarme las noches peregrinando entre su habitación y la mía) y porque lo admito, dormir con ella para mí es un gustazo. Y no creo en la amenaza de tintes casi bíblicos de Estivill, eso del punto de no retorno lo veo poco creíble. Antes de que me dé cuenta sé que mi hija me dirá que quiere dormirse sola (como ya hace ahora de manera esporádica) y mientras tanto... carpe diem, disfruto de ella y del momento único en que aún es una niña y me necesita. Un gustazo leerte, como siempre.
Mamareciente, no sé cómo lo he dicho, lo suyo es decir las cosas y el cómo es secundario.
Sonieta, creo que ahora el discurso se ha moderado pero recuerdo que hace unos años, si arrullabas a un bebé te miraban como a un loco.
Pilar, en la crianza (y las labores educativas profesionales) el instinto-sentido común es importantísimo. Me da mucha rabia perder los nervios pero los pierdo, sí, y luego tengo que andar venga a buscarlos por toda la casa.
Anónima, eso de la cuna tapada por la ropa sin planchar me suena. Cuando uno de mis hijos se despierta, se va a nuestra cama. El otro nos llama para que nos vayamos a la suya.
Papalobo, qué cierto es eso de que los niños se duermen sin problemas cuando tienen suyo. Ayer, Darío se durmió en plena mani y por la noche no había quién lo mandara a la cama.
Fabi, es que lo del punto de no retorno nos condena a todos a ser seres inóviles sin posibilidad de cambios. No lo podemos aceptar.
Aisss, yo he de confesar que aplicamos el método Estivil en dos ocasiones y al tercer día el nene dormía como un bendito, pero al final siempre nos pasamos al otro extremo. Ahora duerme en nuestra cama y no hay forma de sacarle de ahi, con lo que mi medio limón a media noche se muda al sofá. Creo que el punto medio es lo ideal.
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