Cada miércoles un cuento en El Estafador

domingo, 11 de abril de 2010

Domingo total, lunes más total todavía


Los domingos por la tarde se hicieron para que pudiéramos dar rienda suelta a los ataques de melancolía que hay que retener durante la semana. Melancolía, según una de las acepciones del María Moliner, es Tristeza suave, no causada por una verdadera desgracia. Una definición bonita y muy acertada. A mí no me gusta contrariar al calendario y como ahora mismo es domingo por la tarde, estoy muy melancólico.

Son las ocho y veinte minutos. Los atardeceres son más largos y eso extiende la melancolía. Hay uno de esos silencios agradables propios de Espinardo. Solo se oyen los cantos de algunos pájaros y los gritos distantes de los gremlins. Uno quiere ver la Liga de la justicia en Clantv y otro un capítulo más de Pippi. Ya se apañarán. Yo ahora estoy ocupado con mi tristeza suave.

Mañana empiezan las clases. En Murcia hay quince días de vacaciones porque después de la Semana santa vienen las Fiestas de primavera. Juan no está preocupado pero yo sí. Otra vez a obedecer al despertador. Otra vez las prisas mañaneras. Además, recuerdo el agobio que sentía de niño. Algunos recuerdos podían evaporarse para siempre.

Mañana también empiezo mi trabajo nuevo. De lunes a viernes, de cuatro a ocho (de la tarde). Parece un buen trabajo pero me angustia un poco volver a la rutina de los horarios, las obligaciones laborales, nuevas responsabilidades, no poder ver Bob esponja después de comer... Odio mi condición de adulto y lo peor es que debo pasar en ella lo que me queda de vida.

Hoy hemos comido en familia. En familia extensa, quiero decir. Y como estoy melancólico he sentido un gran vacío cuando se han marchado. Nos hemos hecho una foto todos juntos. La cámara, de color rosa para alegría de Darío, era de uno de mis primos o de su novia, no sé. El caso es que la luz parpadeante del disparador automático no funcionaba. Nos hemos quedado todos muy quietos durante más tiempo del necesario porque no sabíamos si se había hecho la foto o no. Ha sido un momento muy de Buñuel. He pensado que podíamos haber quedado atrapados en el momento. Paralizados para siempre, temerosos de movernos y echar a perder la foto.

Alguna vez alguien ha escrito en un comentario que este blog le alegra los lunes. Bueno. Este post no es muy alegre pero recordad que la melancolía no deja de ser una tristeza suave y que no está provocada por ninguna desgracia importante.

7 comentarios:

Una mamá (contra) corriente dijo...

Poco puedo ayudar, porque yo también me entrego de vez en cuando a la melancolía y padezco el síndrome del domingo aunque va a hacer un año que no trabajo. Agravado por la astenia, todo sea dicho.

Así que nada, mucho ánimo. Que seguro que en unos días tienes el ritmo cogido.

Curso Digitalización dijo...

Hay la tristeza de los domingos por la tarde, recuerdo una época un poco dura en qeu estuve en paro, y el peor día era el domingo por la tarde-noche porque no tenía esa sensación de que al día siguiente tenía que trabajar... y la echaba de menos. Claro que entonces no tenía hijos..

Chelo dijo...

a mi también me entra desazón los domingos por la tarde, a veces por haber aprovechado tanto el fin de semana que quiero más y a veces por haberlo aprovechado tan poco que se me queda corto... nunca me ha pasado desear que llegue el lunes si éste me toca trabajar y espero que sea así por los siglos de los siglos...

con Ka dijo...

Supongo que con el ajetreo de hoy la melancolía de ayer se habrá evaporado. Algo bueno tenían que tener los lunes.
Ánimo y suerte en tu nuevo curro :)

elhombreamadecasa dijo...

Mamá (contra) contracorriente, el trabajo ha empezado de forma rara porque todavía hay que acabar de perfilar el proyecto y ponerlo en marcha. Hoy, sin ir más lejos, no he ido a trabajar. Y mañana iré por la mañana en vez de por la tarde. Así que será largo lo de coger ritmo.

Tania, fíjate que yo diría que a mí la sensación de melancolía me la provoca justo lo contrario, o sea, el tener cosas que hacer.

Chelo, puestos a elegir prefiero acabar el fin de semana con la sensación de que he hecho muchas cosas. Aunque a veces, la verdad, no hacemos ningún plan, nos pasamos los dos días en casa y hasta nos lo pasamos bien y todo.

Con Ka, tienes razón, la melancolía es una sensación lujosa, que con el ajetreo no se la puede uno permitir,

Sara Caba dijo...

Hola Federico. Me gusto tu relato de TBR, sobre todo el final. En el mismo numero salio uno de mis relatos, Reciclaje. Me gusto este posting, los domingos son por definicion nostalgicos. Curiosamente escribi tambien estas semana sobr e la nostalgia en mi blog http://saracaba.com/ En fin, nada mas queria pasar a saludar y establecer contacto.

Mamalis dijo...

Hola Federico, soy nueva en tu blog y he de decir que este es el primer post que me he leido, pero tengo que comentar algo porque me ha encantado!
Casi puedo sentir la meláncolía de la que hablas, lo que ocurre es que no es domigo y como ya no trabajo fuera de casa no es tan grave ahora.
Además lo que comentas de ser mayor, que pereza, yo siempre pienso en mi como Peter Pan en mujer, para muchas cosas ser mayor mola pero precisamenta para las obligaciones no y mucho menos para el trabajo.
Me encanta la frase: "Odio mi condición de adulto y lo pero es que debo pasar en ella lo que me queda de vida" se a lo que te refieres.
Segiré leyendo cosillas!