Cada miércoles un cuento en El Estafador

martes, 13 de abril de 2010

Trilogía de Albacete: Postdata a los apéndices


En el libro-conversación "La fascinación de las palabras", Julio Cortázar le cuenta a Omar Prego que durante una época de mucho estrés sufrió una neurosis que le hacía revisar la comida una y otra vez por si había cucarachas o moscas. Entonces escribió el cuento "Circe" y se curó.

En uno de los cortes del disco "Manual de Redención", Travolta cantan "eran las tres o las cuatro de la mañana / y tú me abrazabas / y aquella canción / esa canción nos salvó".

El arte es terapéutico en todas sus manifestaciones.

El martes pasado me levanté de mal humor y eso que nos esperaba un buffet libre a nuestra disposición y todo un día para seguir disfrutando de Cuenca. Mi humor es un ser autónomo y caprichoso. Por suerte, visitamos el Museo de arte abstracto español de Cuenca. Un sitio maravilloso, casi tanto como el museo de la Fundación Antonio Pérez. Al poco rato de entrar, ya se me había pasado el mal humor y me animé un montón.


El arte es algo visceral. Supongo que hacen falta críticos y estudiosos pero su papel es secundario. Cuando me tuve que enfrentar al hecho de pensar/escribir una presentación de los "Cuentos pop" lo pasé fatal. No se me ocurría qué decir y estaba completamente bloqueado. Creo que se debía a que me estaba empeñando en racionalizar algo completamente irracional.

De pintura entiendo poco. Me compro libros de vez en cuando pero no los leo. Me da pereza. Sin embargo tengo gustos muy claros, como todo el mundo, dicho sea de paso. Por ejemplo, Chillida me gusta pero lo justo. Oteiza me cautiva. No sé la razón pero me quedo embobado mirando sus esculturas (ver abajo). Tàpies me pone violento. Veo alguno de sus cuadros y me dan ganas de romperlo. Además, no falla. Cada vez que veo un cuadro y quiero romperlo sé que es de Tàpies. Y acierto. Son sensaciones que se despiertan en mi interior y que dependen muy poco de mi intelecto, suponiendo que tenga de eso.


Todos esos autores estaban en los museos que vimos. También había un cuadro de Walass Ting que no encuentro en internet, entre otras cosas porque el título era "sin título" y eso ayuda poco. No conocía a Ting y el cuadro que vi me dejó asombrado. He puesto arriba del todo otro de sus cuadros.

En el museo de la Fundación Antonio Pérez, había una sección dedicada al "Objeto encontrado". Una colección de cosas que Antonio Pérez se iba encontrando por la calle o por donde fuera. Es fácil escuchar ante cosas así lo de Eso podría haberlo hecho yo. Sí, pero no lo hiciste, lo hizo otro porque (a) tuvo la idea y (b) pasó a la acción. Y tanto (a) como (b) son poco frecuentes. He decidido copiarle la idea y en el blog de los cuentos pop voy a empezar una sección de "objetos encontrados" con la palabra Pop. Aquí está la primera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La foto impresiona, son cuadros de naturaleza, no? Tus fieras no se calmaron ante esa visión o la influencia de Tàpies los violentaba?

elhombreamadecasa dijo...

Al que le rechinan los dientes delante de los cuadros de Tàpies es a mí. Mis chiquillos no han dicho nada al respecto.