Cada miércoles un cuento en El Estafador

viernes, 9 de octubre de 2009

Solos en casa (I)


Día 1. Todavía no son las ocho de la mañana. Los niños duermen pero no debo confiarme, Darío se despertará en cualquier momento volviendo a demostrar que el mal humor matutino se hereda vía cromosoma Y. Me he duchado y no sé cuándo podré volver a hacerlo. Van a ser días muy intensos.

Oigo pasos. Una voz infantil llamando a su madre. Ya está aquí. Se acerca. Increíble, ha visto que no era su madre y ¡se ha dado la vuelta! Lo que tiene uno que aguantar. He ido a por el él, lo tengo en el regazo. Quizás tenga que acortar el post.

Mercedes se ha ido a las cinco de la mañana. Parece que tenía prisa por salir. La noticia de su marcha ha corrido como la pólvora. Reconozco que he tenido algo que ver con eso. Tu mujer se va de puente ¿eh? me dijo ayer una madre en el cole sin acabar de dar crédito. Sí, le respondí, se va con cuatro amigos y en este caso no se trata de un masculino plural genérico sino de cuatro masculinos singulares específicos. ¿Se va con cuatro hombres? ¿Y la dejas? fueron las siguientes preguntas. Siempre me ha hecho gracia el uso del verbo "dejar" en relación con la pareja. Quizás el dato de que se va con cuatro hombres precisaría alguna aclaración pero, bah, es más divertido así. Si entre las madres del cole causó revuelo, no quiero ni pensar lo que va a provocar entre las vecinas de la calle.

Bueno, y ahora, a vestir niños, dar desayunos y esas cosas de por la mañana.

3 comentarios:

Arantza dijo...

Tengo que decir que a mí el uso del verbo "dejar" en el contexto de la relación de pareja me horroriza, alucina, escandaliza y no me salen más sinónimos porque aquí es muy de buena mañana y no me he tomado mi primer cafetazo. Lo he oído más del hombre a la mujer que al revés (aunque alguna vez, -pocas-, lo he oído aplicado en sentido inverso), y los dos me horrorizan por igual, pero el primer uso es bastante simbólico... y me da bastantes ganas de no volver a plantar un pie en mi tierra natal hasta que ese verbo no horrorice a todo el mundo. Brr. Animo (maldita sea, no encuentro el acento) con este puente de paternidad intensiva. Y mucho desodorante.

JoSoWhat dijo...

Pues está claro que el siguiente comentario - muy con la otra acepción de 'dejar' - es que has sido abandonado junto con Darío y Juan.

Ahora depende de ti el rédito que obtengas de la explotación de la lástima por tí que inundará tu calle.
Tu verás, pero lo tienes a huevo...

elhombreamadecasa dijo...

Arantza, pues cuando organizamos viajes con los grupos de jóvenes con los que trabajo, es bastante habitual que alguna chica diga que no se viene porque su novio no la deja. Se nos llevan los demonios, le decimos esto y aquello pero nada. Alguna vez ha pasado también al revés.

JoSoWhat, en realidad mi intención es sembrar el desconcierto en las aburridas vidas de "las viejas comadres", como diría Pippi Calzalargas.