Cada miércoles un cuento en El Estafador

sábado, 10 de octubre de 2009

Solos en casa (III)


Día 2. Mercedes llegó bien. La primera noche ha pasado sin mayor novedad (por nuestra parte, desconozco qué tal les ha ido en la casa rural... una casa rural para el puente, hay que tener valor, pudiéndose ir a bailar a algún club en el que pongan buen soul). Hace calor. El plumero mágico Hacendado no será mágico pero, pardiez, facilita mucho el trabajo.

No nos ponemos de acuerdo sobre qué hacer. Mi propuesta de pasar el puente durmiendo fue recibido con pitidos y abucheos, hasta hubo un conato de agresión. ¡Aquí no se duerme! fue el grito de guerra con el que me respondieron. Ni que esto fuera un viaje de estudios. Darío propuso un maratón de 100 horas viendo capítulos de Pippi Calzaslargas y Juan volver a pasarnos los juegos de Wall-E, Madagascar2 y Bolt. El consenso ha sido imposible. Así que, ahora Juan está jugando a la Play y en cuanto acabe de escribir esto le pondré a Darío algún capítulo de Pippi en el ordenador del estudio.

Ayer por la tarde estuvimos en el parque jugando con L. y V. De repente llegó Juan gritando: Me he torcido un tobillo, papá. Vaya si se lo había torcido. Y no uno sino los dos. Tuve que sentarlo en el tobogán y cambiarle los zapatos, que se habían quedado al revés después de la doble torcedura.

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