Cada miércoles un cuento en El Estafador

domingo, 11 de octubre de 2009

Solos en casa (V)


Día3. No sé qué ha podido pasar, iba todo tan bien. Me he visto obligado a atrincherarme en el estudio. Lamento más que nunca no haber puesto una puerta. La miserable cortina que separa el estudio del pasillo no los contendrá. He hecho una barricada con los sillones y algunas cajas. Pero no servirá de nada cuando decidan venir.

He controlado los niveles de ingesta de glucosa, incluso he reducido la dosis habitual. Las bebidas con cafeína han estado fuera de su alcance. No he abusado de la televisión ni de la videoconsola. Les ha dado el aire fresco y han jugado con otros niños. Repaso meticulosamente lo que hemos hecho estos días y no encuentro la razón de este desastre. Oh, no, no. ¿Cómo ha podido pasar? Ahora me lo explico todo. ¿En qué estaría pensando para olvidar que no podía alimentarlos pasadas las doce de la noche?

3 comentarios:

Enrique Laso dijo...

Veo que tantos días con tus dos "criaturas" a solas va mermando tus facultades... ;)

Lo que sí que estás encajando bien es lo de Mercedes (yo también pienso que es el colmo que te llame para que le busques unos baretos, lo mínimo sería llevar con discreción su asueto... pero tú siempre has sido más comprensivo y menos "moro" que yo).

Un abrazo, ¡que ya queda poco!

JoSoWhat dijo...

Ah, alma de cantaro, has olvidado que tu Propia (ahora mismo Contraria) se extrajese la cantidad equivalente a un frasco mediano de "Madreína": la potente sustancia que inhibe la capacidad de dos niños/as pequeños/as de provocarte daños permanentes tras dos días de abstinencia.
Aguanta, compañero. Siempre te queda el remedio rosaleño del chupete mojado en coñac.

elhombreamadecasa dijo...

Enrique, al final se las apañaron sin mí y no tuve que buscarles nada.

JoSoWhat, ahora en Los Rosales se lleva más lo de abrir la puerta, soltar a los niños y esperar que la noche los traiga de vuelta.