Cada miércoles un cuento en El Estafador

martes, 9 de junio de 2009

Contra la "sabiduría" popular


De nuestra casa al colegio en el que nos tocó votar debe haber unos ciento cincuenta metros, doscientos como máximo. Creedme si os digo que tardamos media hora en recorrerlos. Con hijos no se puede ir ni a la punta de la esquina. Creedme también si os digo que hubo vecinos que se acercaron a votar en coche. Bueno, dejemos por hoy los ejercicios de fe y prosigamos.

Al poco de salir de casa, una vecina nos saludó. Nos dijo que había visto a mi hermana C. cuando estuvo en casa el sábado y que estaba guapísima. El embarazo le sienta fenomenal, es verdad. No siempre es así, hay mujeres a las que el embarazo les sienta fatal. Según el saber popular, si una mujer está embarazada de una niña, se pone fea. Si está embarazada de un niño, se pone guapa. Este conocimiento se usa más bien en sentido inverso y en forma de diagnóstico: si la mujer está fea trae una hembra y al revés, o como se diga. Ya no es solo que esto sea cutremente machista, es que es un razonamiento erróneo que se sustenta solo en supercherías y juicios de moral. Mi hermana está guapísima y la sobrina será, eso, sobrina. Y, por supuesto, no es el único caso que desmantela el mito de la sabiduría popular.

Y ya que he empezado como he empezado, voy a acabar con tres comentarios acerca de las elecciones. Primero. El PP ha arrasado en Murcia consiguiendo la mayor diferencia porcentual del mundo mundial. Chincha rabiña. Segundo. Mola ser del PP. No importa que compartas las opiniones de un desgraciado monseñor que afirma que es peor que una mujer ejerza su derecho y aborte cumpliendo la ley a que un cura viole a un niño. Tampoco importa que seas más gandúl que las piedras. Te votan igual. Tercero. Podría ser peor, podríamos ser italianos.

2 comentarios:

Inverosímil dijo...

Sí, sí... tu hermana está muy guapa pero hoy ha estado hablando de tu pito por la radio...

elhombreamadecasa dijo...

Llevo toda la semana intentando contactar con mi hermana para que me explique lo del pito pero no responde a mis llamadas. Me temo lo peor. ¡Y eso que me juró que nunca lo contaría!