Dado el gusto de Darío por los gatos, era solo cuestión de tiempo que acabara descubriendo a Balthus, conocido por muchos como El rey de los gatos.
Fue una aciaga mañana del mes de mayo cuando, elhombreamadecasa, distraído, le dejó a su hijo pequeño un libro de Balthus. Era uno de esos libritos de la Taschen que tienen la comodísima virtud de valer lo mismo en una feria de viejo y ocasión que en la librería más cool. ¡Viva el P.V.P.!
Ahora, cada dos por tres, Darío exige que se le enseñe el libro de marras al grito de ¡NAI, NAI! (así llama él a los gatos). A su padre no le gusta mucho verlo delante de esas inquietantes pinturas, llenas de fantasmas y sensaciones incómodas. Con Balthus le pasa lo mismo que con Bacon. No le gusta y le gusta. Es la atracción al vacío, al mal. Por si acaso, ha encerrado bajo siete llaves el libro dedicado a Frida Kahlo.
Y ahora, para desengrasar, elhombreamadecasa os ofrece uno de los mejores vídeos musicales de todos los tiempos:
Próxima entrega: La anfisbena
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