Cada miércoles un cuento en El Estafador

domingo, 7 de junio de 2009

Bestiario del hombre ama de casa: La anfisbena


Este post está dedicado a M.F., que se mete tanto conmigo cuando le digo lo que me han costado algunas de las camisas que me compro (muuuy de vez en cuando)... y que digo yo que, vale, 60 euros es dinero pero tampoco es que sea un precio desorbitado si, total, una camisa en Zara ya vale los 30 euros y...



La anfisbena es una bestia muy socorrida, igual sirve para insultar a políticos como para describir una cualidad propia de elhombreamadecasa.

Parece ser que, cuando Perseo voló por encima del desierto de Libia con la cabeza de Medusa, una gotas de sangre cayeron desde su trofeo a la tórrida arena provocando el nacimiento de una serpiente de dos cabezas. La encontraron los soldados de Catón (que sería un reino o algo de esa época) y no se les ocurrió mejor nombre que Anfisbena. La gracia de sus dos cabezas es que no están juntas, sino una en un extremo y otra en el contrario.

Según muchos de los autores que dedicaron horas y horas a su estudio, la anfisbena podía andar al mismo tiempo en dos direcciones contrarias. La cosa no pasaba a mayores porque al hacerlo acababa desplazándose en circunferencias. Por eso, cuando elhombreamadecasa escucha a ciertos políticos decir en la radio una cosa y su contrario sin que les tiemble la voz, les grita a voz en cuello: ¡Anfisbena, que eres una horrible anfisbena! Reconozcamos que como insulto es algo flojo pero se ahorra los reproches de Mercedes por decir palabrotas.

Sir Thomas Browne explicó que la anfisbena podía hacer varias tareas a la vez, gracias a sus dos cabezas: mientras una lloraba la otra reía, mientras una callaba la otra hablaba, mientras una estaba despierta la otra dormía... Esto mismo puede hacerlo elhombreamadecasa con una sola cabeza. Al mismo tiempo que carga el lavavajillas hace el payasete para entretener a Darío, mientras corre y escucha música se tortura con algún problemilla sin importancia, mientras riega las plantas piensa en cómo acabar ese cuento de final dudoso, mientras diseña un nuevo taller con el que ocupar el tiempo libre de algunos de los niños del barrio atesora un retratito en blanco y negro que le firmó el mismísimo Herodes... También puede escribir un cuadernillo central para la revista Noticias Obreras (¡4.000 palabras!) contra el consumismo y ahorrar durante varios meses para comprarse un polo Fred Perry. Con una mano alzada predica la revolución y con otra rebusca en el bolsillo a ver si junta para comprarse un nuevo vinilo. Y es que todos estos mitos y bestias fantásticas, no lo son tanto porque, al fin y al cabo, están basadas en nuestras propias circunstancias.

Por cierto que a la anfisbena también se le llama Madre de las hormigas, lo que hará que vuelva a salir por aquí la semana que viene.


Próxima entrega: Las hormigas (así, en plural)

2 comentarios:

La Lupe dijo...

Calvin quería pescar una anfisbena. Pero misteriosamente no encontró ninguna.

elhombreamadecasa dijo...

Sí, sí, me acuerdo de esa tira. Cuando la leí no sabía lo que era y tampoco lo busqué. Y ahora, con tu comentario, ha sido cuando me he enterado. Qué gracia.