Cada miércoles un cuento en El Estafador

jueves, 2 de abril de 2009

Más ADN


Escribo esto mientras Mercedes me encañona la sien con una Smith&Wesson calibre 44 Magnum igualita a la que el amigo Harry empuña en la imagen de arriba (¿de dónde demonios la habrá sacado?). Al parecer no le ha sentado nada bien que hablara de sus genes y exige una rectificación. Bueno, más que una rectificación, me obliga a que hable de los míos.

Vale, lo reconozco, míos son los genes ya-verás-como-vomito-sin-razón-alguna-y-cuando-menos-te-lo-esperes, me-mareo-con-solo-pensarlo, no-sudo-más-porque-es-imposible y si-hago-una-cosa-una-vez-tengo-que-hacerla-siempre (que me lo digan a mí, que ahora Darío no come si no le riño, grito y amenzo a la comida antes de cada cucharada).

Parece que ya se da por satisfecha. Una vez más, he salvado mi vida por los pelos y en el último momento.


PD para los/as suspicaces: He subido este post a mediodía del jueves. Sí, a esas horas Mercedes está trabajando y no puede amenazarme con tamaño pistolón. Pero es que eso lo hizo anoche, dejé el post en borrador y lo he subido ahora.

PDII: Me acaba de llamar Mercedes por teléfono. Ha leído esto y me sugiere que haga una puntualización: esos genes son míos, lo que no quiere decir que los tengan nuestros chiquillos. Ellos son lo mejor que nos ha pasado, la sal de la vida, los mejores del mundo y no se marean, no sudan, no vomitan (no ni poco) y no son gremlins de costumbres. Puntualizado queda. Tengo una novia con carácter, vaya que sí.

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