Cada miércoles un cuento en El Estafador

lunes, 27 de abril de 2009

Bestiario del hombre ama de casa: El ratoncito del estudio


No hace falta ser una cabra para acabar siendo un chivo expiatorio. Que se lo digan sino al ratoncito del estudio.
El ratoncito del estudio es uno de esos animales que han nacido con el gen X, ya sabéis: ese gen alterado que te dota de ciertos poderes mutantes. En este caso, el ratoncito es capaz de viajar entre lo real y lo imaginario. Igual está en el mundo de los cuentos que está en nuestro estudio.
Al poco de nacer Juan, empezamos a jugar a que en el estudio había un ratoncito. Yo pongo voz pitufada y me hago pasar por el roedor. Al ratoncito no le gusta un pelo que le suplante. Dice que su voz no es tan aflautada y que no dice tantas tonterías como yo.
Desde hace unos años es uno más de la familia. Para lo bueno y para lo malo. Juan ha encontrado en él el chivo expiatorio ideal porque nunca niega las acusaciones. ¡Juan! ¿Quién ha vaciado las cremas carísimas de mamá? No he sido yo, Fede, ha sido el ratoncito del estudio. ¡Juan! ¿Quién ha escondido es esa caja mi móvil? llevo días buscándolo. No he sido yo, Fede, ha sido el ratoncito del estudio. ¡Juan! ¿Quién ha estado dando martillazos en la pared? No he sido yo, Fede, ha sido el ratoncito del estudio. Y etcétera.
Sospecho que están conchabados pero no he podido demostrarlo todavía. Tampoco sé qué recibe el ratón a cambio de asumir todas las barbaridades de Juan. Como siempre, me temo lo peor.
Postdata: En clase de Juan están aprendiendo a dibujar gatos. Esto explicaría el aspecto afelinado con que lo ha dibujado. O eso o el gen X ha sufrido una mutación secundaria que permite al ratón transformarse en gato cuando le venga en gana.
Próxima entrega: Mamá cabritilla (homenaje a las madres en su día)

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