Cada miércoles un cuento en El Estafador

jueves, 4 de diciembre de 2008

El adulto gana al bebé


Después de un post de derrotas, busco el equilibrio cósmico con un post de victoria. Aunque, quizás quede algo miserable presumiendo de haber ganado a Darío. Qué más da, una victoria es una victoria.

A Darío le quedan ocho días de bebé. El día 12 cumplirá un añito. De pequeños somos incansables y tenemos una constancia que si la mantuviéramos el resto de nuestra vida seríamos capaces de cualquier cosa. La constancia de los bebés no se basa en la voluntad ni en la razón sino en el entusiasmo. Todo les maravilla y se vuelven locos de alegría ante cualquier logro o juego.

Anoche acosté a Darío y me puse a jugar con él. El juego era sencillo. Darío tiraba una pelotita verde fuera de la cuna y me decía muy asombrado que no estaba (tá, en su idioma) mientras decía que no con el dedo índice. Yo le preguntaba sobreactuando que dónde estaba.Él miraba al suelo, yo me asombraba en exceso de verla, se la daba y él emitía una gorgojeo de alegría. Y vuelta a empezar.

A los diez minutos, pensé que ya estaba bien y que lo iba a acostar. Pero luego me di cuenta de que nunca había cansado a Darío con un juego (con Juan creo que lo conseguí en un par de ocasiones) y me dije: ¿Qué somos hombres o ratones?. Decidí ser un hombre y jugué a ganar. Cuarenta minutos después (que se dice pronto) Darío optó por olvidarse de la pelota y buscó la almohada. Dolorido y agotado pero satisfecho, apagué la luz y acuné a mi pequeñín hasta que se durmió.

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