Cada miércoles un cuento en El Estafador

viernes, 19 de diciembre de 2008

Cena de navidad

El sábado me voy de cena de Navidad y espero no acabar como Sam Cooke.

Más o menos por estas fechas y hace ya un puñado de años (cuando me pongo a dar datos apabullo), Sam Cooke se fue de cena de Navidad por Los Ángeles con unos amigotes. Triunfó y acabó la velada con una mujer, Elisa Boyer, en el motel Hacienda. Después del momento otoñal de la caída de la ropa, ella decidió que hasta ahí habían llegado y se largó. Cooke salió detrás de ella. Al parecer semidesnudo y gritando. En plena década de los sesenta en Estados Unidos, la recepcionista Bertha Franklin pensó que aquel negro no podía ser otra cosa que un violador. Así que le metió tres balas del 22 en el cuerpo. Las últimas palabras de Sam Cooke parece que fueron: Lady, you shot me. Elegante hasta el final.

De esa manera innecesaria murió Sam Cooke a los 33 años. Es imposible no pensar con amargura en todas las canciones que no pudo grabar. También era un negro rico en época de discriminaciones raciales y un negro defensor de los derechos de los negros. Todo eso hace que sobre su muerte se siga especulando en muchas direcciones. La historia se la escuché al ínclito Juan de Pablos en su Flor de pasión (Radio3) y si se busca por Internet se pueden encontrar distintas versiones.

Bertha Franklin fue absuelta. Se consideró un homicidio justificado ya que se dio por sentado que Sam Cooke intentó violar a Elisa Boyer.

En todo caso, este era el Sam Cooke vivo (¡cantando con Mohamed Alí!):


1 comentario:

Irimia dijo...

Grande, grandísimo el tío Sam... una muerte igual de absurda que la de Marvin Gaye o el gran Otis...