Cada miércoles un cuento en El Estafador

domingo, 2 de noviembre de 2008

24 Hour Party People

He comprado casi todas las películas que se venden los viernes con Público al módico precio de 0,50 euros. Y no había visto ninguna hasta este fin de semana. Es difícil ver películas en casa. Juan ha monopolizado la tele, así que hay que verlas cuando ya duerme y para entonces no quedan fuerzas para aguantas hora y pico despierto delante de la tele. Pero la peli de esta semana era de lo más atractiva. En "24 Hour Party People" se cuenta la historia de Tony Wilson, un presentador de televisión que después de un concierto de los Sex Pistols tiene una iluminación y funda la discográfica Factory Records. En esa discográfica publicaron grupos como Joy Division, New Order o los Happy Mondays. Qué buena es la canción "Love Will Tear Us Appart" de los Joy Division y qué forma de bailar la de Ian Curtis. Un botón de muestra, la canción es "Shadowplay" y supongo que el que los presenta es el mismísimo Tony Wilson:





El final de la historia es algo desconsolador. Todo se va al garete. Un sueño que se queda en el camino o como dice un amigo mío: Otra mata que no ha echao. Debo reconocer que sufro una atracción enfermiza por las batallas perdidas, quizás por eso me encabezono en ser educador social, militar en causas perdidas y escribir. Me encanta invertir horas de esfuerzo y quintales de ilusión en trabajos baldíos.

La película me recordó una historia de Roberto Bolaño. Voy a tener que contarla de memoria porque le dejé el libro a mi primo Emilio. Bueno, en realidad más que dejárselo me lo intentó robar. Lo tengo castigado a no dejarle nada más hasta que no me devuelva el DK2 de Frank Miller, un cómic denostado por casi todos pero que a mó, fan fatal de Miller, me gustó. Se lo dejé hace años y, después de negar que lo tenía para no reconocer que lo había perdido, lo encontró pero, por alguna razón, se niega a devolvérmelo. Como le dije que no le dejaba el libro de Bolaño intentó quitármelo sin que me enterara. Pero años trabajando en Los Rosales han desarrollado en mí una habilidad especial para saber cuándo me la quieren pegar. Lo pillé llevándoselo y opté por prestárselo, posiblemente de forma indefinida.



En la historia del escritor chileno (en la foto de abajo) se cuenta el empeño especial de un zapatero rico y famoso. El hombre, que de tener una zapatería pequeña pasó a calzar a la jet set europea, decidió construir la Colina de los héroes. Iba a ser un cementerio colosal en el que serían enterrados todas aquellas personas que hubieran tenido una vida heroica. Su sueño le supuso abandonar su empresa de calzado, tuvo que trasladarse a vivir a los pies de la colina y dilapidó toda su fortuna. Al final, como con Factory Records, la cosa se truncó y quedó en un simple recuerdo. Muchos años después, alguien visitó la Colina de los héroes y la única tumba habitada que encontró fue la del zapatero. Todo un héroe.


Admiro profundamente a la gente que se entrega a un sueño, más si cabe si fracasan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también admiro a ese tipo de gente, aunque la verdad es que sus vidas quedan bien en papel o en una gran pantalla, pero seguro que a ellos no les hizo tanta gracia. Lo malo es que muchos ni tan siguiera han tenido la suerte de ser reconocidos más tarde, para que les admiremos (salvo que como Van Gogh, J.K. Toole o Kafka, por citar a unos pocos, uno tenga un hermano, madre o amigo que se ocupe de enmendar la injusticia).

Muchas veces pienso en Landero, recibiendo una carta tras otra de rechazo (hasta catorce) de su extraordinaria novela "Juegos de la edad tardía" procedentes de editoriales analfabetas e insensibles, y casi me echo a llorar...

Lo más trágico, hermano, es si no nos estaremos convirtiendo ambos, sin quererlo, en personajes heroicos de nuestro propio fracaso.

Un millón de abrazos!!

Anónimo dijo...

Documento en mano, asiento con tu versión de la historia del zapatero...