Cada miércoles un cuento en El Estafador

jueves, 30 de junio de 2011

Érase una vez en Espinardo



Esta tarde hago un cuentacuentos en las fiestas de mi pueblo (que en sentido estricto es barrio). Hablar en público es atractivo pero, al menos para mí, también muy angustioso. Los días antes me los paso con un nudo en el estómago y una tensión que me agota. A veces me gustaría no tener que hacerlo nunca. Pero, qué diantres, la vida es riesgo. Como diría Spanky (ver foto): ¿Qué somos, hombres o ratones?

Este cuentacuentos me tiene especialmente nervioso porque es un escenario distinto. Todos los que he hecho hasta ahora han sido en aulas o salas cerradas. Pero el de esta tarde es en mitad de un parque y con micro. Y cualquier novedad se me hace muy difícil.

He preparado un repertorio con Rodari, los hermanos Grimm y un par de cuentos populares. Tampoco faltará Filomena. He pensado que la mejor forma de conseguir la atención del respetable es buscar un poco de escándalo y provocación.  Por eso contaré cuentos de una moza que acaba convertida/o en rey, de un niño que va perdiendo partes de su cuerpo al caminar distraído, de un edificio que se entrega a unos niños para que lo destrocen y cosas por el estilo. Hay que asumir riesgos y nada mejor que empezar con el siguiente cuento de Franz Hohler: Había una vez un enano que medía un metro ochenta de alto. Espero que no me tiren tomates.

Anoche estaba como cuando uno ha preparado la comida para un montón de invitados y le entra el pánico pensando que se quedarán con hambre. Así que me puse a buscar cuentos por aquí y por allá. A ver qué sale.


PD muy importante: Me vuelve a escribir Estefanía, la lectora que me contó lo de Habiba y me dice que madre e hija vuelven a estar juntas. Es una gran noticia. Estoy convencido que ha sido gracias al empeño de gente como ella que han peleado mucho para que eso pasara.

4 comentarios:

Miguel-On dijo...

Mucha mierda Cuentero! lo importante del micro es que sea de diadema, los normales son un rollo, pero sobre todo sonoriza bien. Lleva un repertorio abierto, que nunca se sabe como va a reaccionar el público. Yo antes de empezar me meto un chupito de ron para aclarar la garganta y templar los nervios y me repito a mi mismo que soy un artista... Ya verás como sale todo bien! y que no te falte el agua.

mlb dijo...

guapo, seguro que triunfas... un beso

mona dijo...

Bien por tu actuación y feliz por Habiba,estoy segura de tu éxito.

elhombreamadecasa dijo...

Miguel-On, tus deseos de suerte surtieron efecto. Nada más llegar, se me rompieron los pantalones por debajo de la cremallera. Pero pude volver a casa y cambiarme. Hubiera sido terrible que me sucediera cuando ya estaba sentado delante de la muchachada.

Manolo, no salí a hombros pero los niños se lo pasaron bien. Y ahora soy un poco famoso en mi pueblo.

Mona, por una vez, la presión social ha servido. A saber qué hubieran hecho con ellas.