Apenas había entrado elhombreamadecasa a casa después de una dura tarde de trabajo cuando su hijo mayor lo recibió gritando:
- Papá, tengo que decirte una noticia.
- ¿Buena o mala?
- Mala.
- ¿Mala terrible?
- No, solo mala.
- ¿Qué ha pasado?
- Nos hemos quedado sin el pan.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!
- Quieres no gritar tanto -dijo Mercedes.
- Perdón. ¿Y cómo ha sido eso?
- Han sido las hormigas. Todas las hormigas del mundo estaban en nuestra casa comiéndose el pan de la mesa.
* * *
Para elhombreamadecasa, el verano tiene una serie de olores propios. Uno es el de la higuera del patio de sus abuelos (al lado de su casa). Es un olor ambivalente. Por un lado le gusta porque le recuerda a los higos, a los veranos y a sus abuelos. Por otro lado no le gusta porque se parece demasiado al olor del meado de gato. Otro de esos olores tiene también que ver con su abuela. Es el olor del insecticida León rojo, un insecticida que prohibirán cualquier día de estos por ser propio de las guerras químicas más crueles. Su abuela se pasaba los días de verano con el León rojo en la mano, fumigando los escuadrones de hormigas que invadían su patio. Desde la casa de elhombreamadecasa se oía el fliiic del insecticida y, al rato, llegaba el olor tan característico. Era una batalla perdida la que lidiaba su abuela pero ahora juraría que algo de efecto sí que tenía. De hecho, estos ultimos veranos, desde que no está la guerrera del León rojo, hay más hormigas por todas partes.
* * *
Mercedes sueña despierta con tabiques huecos llenos de hormigas. Sueña con que las paredes de su casa están excavadas por infinitas galerías que llevan a todas partes, desde el cuarto de baño hasta la habitación de los niños. No hay un minuto de descanso. No hay ni un rincón para el despiste. Si no estás atenta, si dejas olvidada una miga sin barrer, por pequeña que sea, las hordas negras abandonarán en tropel sus hormigueros, las paredes se quedarán vacías y la casa se hundirá.
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Como ha sido (mal)educado en la culpa judeocristiana, elhombreamadecasa cree que las sucesivas invasiones de hormigas son cosa de él. Esto lo piensa desde que se le ocurrió hacer un Bestiario del hombre ama de casa dedicado a la anfisbena y al documentarse descubrió que la llamaban la Reina de las hormigas. Algunos dicen que se llama así porque se alimenta de ellas. Otros porque de su boca no dejan de salir estos insectos. Elhombreamadecasa es contradictorio a más no poder. Es una anfisbena humana y está convencido de ser él el que trae las hormigas a su hogar. Qué ansias de protagonismo, la verdad.
Próxima entrega: El cuervo