Cada miércoles un cuento en El Estafador

martes, 5 de enero de 2010

Vísperas



Estamos que nos subimos por las paredes. Por fin es 5 de Enero y ¡ESTA NOCHE VIENEN LOS REYES! Ya lo tenemos casi todo preparado, solo nos falta recoger un poco de hierba para los camellos en el descampado de al lado de casa. Alguna ventaja debía tener vivir en los confines del mundo civilizado.

También tenemos listo el roscón de reyes. Lo hemos comprado en una confitería de Espinardo que los hacen de muerte. Al encargarlo, me dijeron que era de tres raciones y como esta tarde a lo mejor vienen mis hermanas a merendar a casa (con mis hermanas todo es "a lo mejor") he comprado dos. Lo que pasa es que al decir tres raciones querían decir treinta. Espero que los Reyes lleguen a casa con hambre porque las raciones de roscón que les vamos a dejar serán XXL.

Voy a escribir una anécdota entrañable que me contó Mercedes hace unos días y que tiene mucho que ver con el tema del post. Trabaja en una Asociación que apoya a mujeres y muchas son inmigrantes (debería decir trabajaba porque desde el lunes que viene ascenderá en la escala alimenticia de los trabajos, pero esa es otra cuestión). Digo lo de inmigrantes porque al venir de otros países ciertas tradiciones de aquí les son completamente desconocidas. Una de las mujeres la lleva loca con peticiones de lo más variopintas. Que si quiere que le mande un SMS a Zapatero para que le mire el tema del piso, que si quiere una cita con Miss Nigeria para que le consiga plaza en la guardería a uno de sus hijos y cosas por el estilo. Así que cuando al empezar la Navidad le pidió que le escribiera una carta a los Reyes, Mercedes, que había entendido al rey, se negó en redondo. La mujer insitió y entonces Mercedes la entendió bien. Lo que quería era que la ayudara a escribir una carta a los Reyes para pedirle regalos para sus hijos. Y se lo pedía de verdad.

PD: Juré no decir nunca eso de "Si no te portas bien los Reyes no te traerán regalos". Me costó cuatro años de paternidad incumplir mi promesa pero la incumplí. Lo bueno del asunto es que es de ida y vuelta y hoy Juan me ha dicho que si le volvía a mentir le diría a los Reyes que no me trajeran nada. Lo que no sé es por qué dice que le miento. Es verdad que en el roscón me ha salido un huevo de pterodáctilo y que lo voy a incubar y cuando nazca le pondré una silla de montar e iré volando en él a todos los sitios que quiera, como en el dibujo de Segrelles (ver arriba). Dice que es mentira pero lo que pasa es que se muere de envidia porque no le ha salido a él.

1 comentario:

lapatachunga dijo...

Un huevo de pterodáctilo? Pues menudo roscón os zampasteis...