De regalo de fin de curso de 2º de BUP, mi madre me regaló cinco mil pesetas. Acto seguido, me fui con mi amigo Enrique a El Corte Inglés para que me ayudara a gastármelas en libros. Entre los que me recomendó estaba El túnel. Recomendar es un eufemismo porque en aquellos tiempos, leer El túnel era casi una cuestión de vida o muerte.
Mis abuelos tenían una colección que supongo comprarían a algún comercial de los que iban puerta por puerta. Obras maestras de la literatura contemporánea de Seix Barral. Encuadernados en cartoné marrrón y letras doradas. Un día de los que fui a verlos, me dijeron que me la dejarían en herencia pero que, si quería, podía ir llevándome los libros poco a poco. Antes de que terminaran la frase ya tenía Sobre héroes y tumbas en la mano.
Las ferias del libro antiguo y de ocasión eran todo un acontecimiento en la época de adolescente con poco dinero y muchas ganas de leer. A poco que uno se fijara, las obras maestras salían por todas partes. Como Abaddón el exterminador, también de una colección de Seix Barral pero en edición de bolsillo y con la portada color crema. Como mi suegra tiene esa misma colección, dice que ese libro es suyo pero se confunde con Los pájaros de Bangkok.
Aunque ahora me parezca mentira, una vez estuve en Buenos Aires. Nos recibió y cuidó como reyes un amigo de la infancia que vivía allí. Nos enseñó todas las casas de cambio de moneda de la ciudad y nos hizo probar mil clases distintas de alfajores. Una tarde, paseando por el barrio de Palermo Viejo, a la altura del nº 2015 de la calle Jorge Luis Borges, vi una librería pequeñita llamada Cigit. entré y me compré una edición de segunda o tercera mano de Uno y el universo. Ha sido el único libro que me he podido leer en un autobús sin marearme.
A Círculo de Lectores pedí El escritor y sus fantasmas. En la portada, el apellido del autor es esdrújulo. A este respecto, Wikipedia dice: Ernesto Sabato (pronunciado «Sábato» y escrito generalmente con tilde, aunque él no la agregaba.
Por cierto, también pintaba.
6 comentarios:
No, no y no, el libro que me dejaste fue El Túnel, y ya te lo devolví. Tengo algunos otros... pero no de Sábato. Sé que ya no tengo mucha credibilidad con eso, pero esta vez te lo digo desde una habitación ordenada.
Tines toda la razón. Acabo de rectificar.
Gracias por aclararme lo de la tilde de Sábato porque yo siempre la pronuncio esdrújula y alguna discusión he tenido al respecto.
Ahora se que yo llevaba razón.
No recordaba haberte acompañado a comprar El Túnel, pero sí las decenas de veces que, cobijados por millones de estrellas, en el monte, tirados en algún jardín o sentados en "el recinto", hablábamos sobre este libro, sobre el impacto que nos había causado y las mil sensacionales lecturas que podían sacarse de sus tantas anécdotas...
Y sí, coincido al 100%, cada vez que voy a una feria del libro antiguo (y trato de no perderme ninguna), siento un fuego en mi interior, un rescoldo inapagado, un calor que no se consume, que está íntimamente ligado, invisible, con la adolescencia...
Coral, yo también he tenido alguna que otra discusión sobre el tema.
Enrique, y no solo "El túnel". También la primera parte de "En busca del tiempo perdido", "El extranjero" y "Los restos del día".
Joder, eso es sacarle petróleo a 5.000 pesetas de la época!!!
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