Llevo desde el terremoto queriendo hablar de Japón pero me está costando mucho. Este tipo de blogs tienen un marcado caracter subjetivo y egocéntrico del que no reniego pero que me parecen muy inconvenientes para plantear una situación como la actual en Japón. ¿Qué relevancia pueden tener mis intensos vínculos ficticios con ese país frente a la desgracia? Ninguna. Y a pesar de ello debo explicar que hablo de vínculos ficticios porque mi pasión por Japón se debe a varios de sus escritores y autores de manga. Hace poco acabé la última novela de Murakami y ahora estoy leyendo "Adolf" de Osamu Tezuka (el dibujante que hizo que los ojos de los personajes de manga fueran tan grandes). Nunca he estado en Japón pero he perdido la cuenta de las veces que he querido pasear por Shibuya o perderme en alguno de esos increíbles paisajes nevados. Pero, repito, todo esto es irrelevante.
("53 estaciones del Tokaido: Nevada nocturna en Kambara" de Utagawa Hiroshige, visto aquí.) |
Sin embargo, voy a usar algunas frases de los libros comentados para acabar. Son frases que hablan del silencio.
Cuando el doctor Hachiya, después de la explosión, camina desde su casa al hospital en el que trabaja, escribe: Había algo común a toda la gente con la que me crucé: el más absoluto silencio. Por su parte, Hersey escribe: Casi nadie en Hiroshima recuerda haber oído nada cuando cayó la bomba. Pero un pescador que estaba en su sampán, muy cerca de Tsuzu en el mar Interior, vio el resplandor y oyó una explosión tremenda. Estaba a treinta y dos kilómetros de Hiroshima, pero el estruendo fue mayor que cuando los B-29 atacaron Iwakuni, a no más de ocho kilómetros de allí.
Imagino el silencio alrededor de la central de Fukushima. Silencio espectante y aterrado. Ojalá no suceda nada más.
3 comentarios:
Pero sucederá Fede, creo que ya está sucediendo...
El jueves en Santo Domingo, a las 20 horas, concentración antinucleares.
A.
Leia, ahora parece que lo van controlando... ya veremos.
A., allí estuvimos.
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