Mercedes arrastró los pies hasta el estudio. El zumbido del ventilador se mezclaba con las voces de los personajes de siempre.
-Darío -dijo-, llevas dos horas en el Youtube.
-Es que es importante.
-Ya lo sé pero podríamos hacer otra cosa. ¿Quieres que juguemos con el punzón?
-Dos vídeos y ya.
-Dos vídeos y ya -repitió Mercedes en voz baja mientras se retiraba sin ánimo de insistir.
Llegó a la salita. Recorrer la casa le pareció un esfuerzo excesivo.
-Juan, llevas dos horas viendo dibujos. ¿No quieres que juguemos a algo? Podríamos hacer un puzzle.
-Espera, mamá. Cuando se termine Spectacular Spiderman.
-Cuando se termine Spectacular Spiderman -repitió Mercedes a punto de convertirse en un ser sin voluntad propia.
Separó una de las sillas de la mesa del comedor y se sentó debajo del chorro del aire acondicionado. Todo su cuerpo le pedía abandonarse, dejar que pasaran las horas, que llegara la noche y acostarse hasta el día siguiente. El calor fundía las fuerzas y las ganas de hacer cosas. Pero le irritaba pensar en sus hijos enganchados a una pantalla toda la tarde. Así que, esperó a que se hicieran las ocho, gastó sus últimas energías en arrancar a los niños de sus sillones, los vistió y salieron a dar un paseo.
-¿Vamos al parque con R.? -preguntó Juan.
-No, he llamado a su madre y están en C.
-¿Vamos al parque con R.? -preguntó Darío que exigía su propia respuesta.
-No, he llamado a su madre y están en C.
-¿Y adónde vamos? -preguntó Juan.
-Pues no sé -reconoció Mercedes-. Ah, mira, vamos a ir a ver si han terminado el parque ese que iban a hacer por Joven Futura.
Bajaron la calle, torcieron a la derecha, pasaron por delante del instituto y empezaron a caminar por una carretera destrozada por los camiones.
-Aquí estaba el oso gigante -dijo Darío.
-¿Qué?
-El oso gigante, mamá -aclaró Juan-. Peluche diabólico.
-¿No habíamos quedado en que eso se había acabado?
-Sí, mamá -respondieron Juan y Darío al unísono.
Mercedes se sorprendió gratamente. Por una vez, sus hijos le hacían caso sin rechistar. Notó el sudor empapando su espalda y pensó con nostalgia en la parcela de sus padres allá en Albacete. A esas horas, el sonido de la brisa se mezclaría con el zureo de las palomas. El momento perfecto para meterse en al agua demasiado fría de la piscina. Pero todo aquello quedaba a 150 kilómetros.
De repende, una sombra inesperada sirvió de consuelo. Mercedes buscó el árbol al que le debía aquel pequeño oasis. No lo encontró. En su lugar escuchó una risa grave y algo desquiciada.
-Sabía que acabaríais volviendo al lugar del crimen -rugió Peluche diabólico-. Muy típico de los criminales.
-¡Es Peluche diabólico! -gritó Darío.
-Mamá, ¿podemos usar nuestros poderes?
Mercedes se había quedado helada y no respondió.
-Vaya, vaya. Hoy estáis mejor acompañados. ¿Dónde habéis dejado al calvo?
-Nuestro papá no está calvo -discutió Juan-. Le falta un poco de pelo pero ya está.
-He dicho que es calvo y es calvo.
-¡Nuestro papi no es calvo! -gritó Darío.
Lo absurdo de la conversación activó a Mercedes que pudo, por fin, reaccionar.
-Niños, vámonos, vale. Volvamos a casa.
-¿Ya os váis, monada?
¿Monada?, pensó Mercedes. Todo aquello no podía estar ocurriendo. Cuando Peluche diabólico se acercó a ella, una mueca de terror retorció su cara. El oso notó el desprecio en los ojos de la mujer y una oleada de odio le hizo crecer. En un segundo su tamaño se había doblado. Alargó una de sus manazas algodonosas y levantó en vilo a Mercedes.
-Cuando todo esto haya acabado -dijo-, tú serás mi trofeo.
-¿Tu trofeo? ¿Estás loco?
-¡No me insultes, mujer! -y de nuevo, Peluche diabólico aumentó de tamaño.
Mercedes, decidió pasar a la ofensiva. No había otra salida.
-¡Niño catódico! ¡Niño sónico! ¡Salvadme!
Concluirá (el jueves que viene)
4 comentarios:
No puedo de la ansiedad... ¿salvaron a su madre el niño sónico y el niño catodico?
¡¡¡¡Me voy a cag... en todo y diez metros más allá por si se mueve algo!!!
Y perdón por lo escatológico pero es que ¡¡¡esto no se me hace!!!
Me he metido tres veces hoy en tu web para ver qué pasaba con el peluche asqueroso ese y ¡mira lo que has hecho! ¡me has dejado a medias! (en lo literario... se entiende...)
Encima ahora la pobre Mercedes se ha convertido en víctima y tiene que instar a sus propios vástagos a luchar contra su mayor enemigo (de ellos: peluche diabólico y de ella: su propio orgullo... ¿cuál será peor?... ¡uf! me disperso.. lo siento).
No sé si podré mantener mis nervios a raya hasta el jueves ¿has dicho jueves? ¡cómo sois los creadores!... me voy a dar al orfilam...
¡¡¡arrrrgggggg!!!!
¡Ay,majo! con tanta entrega me voy a volver loca. Con la novela ya me he perdido;estoy pensando si será posibles imprimirla y poder leerla de una tirada.Y ahora me sales con que el jueves concluirá la historia de hoy. ¿Y si me la pierdo? ¿Podre dormir esa noche y las siguientes?
Leia, no quiero adelantar acontecimientos pero es difícil deshacerse de un personaje tan jugoso como Mercedes.
Pilar, tú sí que sabe cómo adular a un autor. Ahora solo espero estar a la altura de las circunstancias y que la entrega de el jueves merezca la pena.
Mª Antonia, la novela ha entrado en un punto muerto del que pronto la sacaré. No quiero complicaros mucho la vida pero el jueves acabará la historia pero se abrirán nuevos argumentos la mar de interesantes.
Publicar un comentario